La fiesta a San Sebastián, patrono de Chiapa de Corzo
La tradicional fiesta a San Sebastián Mártir. Cortesía

La tradicional fiesta a San Sebastián Mártir, Santo Patrono de Chiapa de Corzo, así como al Señor de Esquipulas y a San Antonio Abad, ya comenzó en dicho municipio.

La fiesta comienza el día 8 de enero con el anuncio de la Fiesta Grande y el primer recorrido con los “abrecampo” cuyo fin es provocar la risa de los asistentes y abrir paso a los “chuntá”, jóvenes disfrazados de mujeres que recorren las calles maquillados o con máscaras, vistiendo faldas floreadas, tocados y sombreros, y llevando canastas llenas de banderas de papel.

Sin embargo este año ha sido diferente, pues desde los primeros días de este año, realizaron las primeras actividades.

El día 14 se velan las ramas que, adornadas con frutas y flores, se llevan en la madrugada del día 15 al Barrio de San Jacinto en honor al Señor de Esquipulas, donde se ofrece una suculenta comida grande, “cochito” con arroz, chanfaina y tasajo con pepita, entre el sonido de la tradicional marimba.

El día 17 se celebra a San Antonio Abad y el 18 se rinde homenaje póstumo a los patrones de los parachicos que ya han fallecido y se realiza un ‘convite’ en la casa donde se encuentra la imagen de San Sebastián Mártir.

El 20 de enero, es el único día donde se admite que “fuereños” participen en la celebración, permitiendo que se vistan de parachico o de chiapaneca.

El día 21 se realiza el Combate Naval en el Río Grijalva, evento en donde se recuerdan las batallas entre españoles y los indios chiapanecas, y consiste en un espectáculo nocturno con pirotecnia.

El 22 de enero, además de los parachicos, desfilan las “chuntá” quienes bailan y reparten dulces, pero es este día, cuando una joven del lugar, que representa a doña María de Angulo, reparte dulces y monedas.

El día 23, se realiza una misa y el desfile de los parachicos, de las cofradías de Chiapa de Corzo, y entre bailes y música se dirigen al Templo de Santo Domingo de Guzmán, para conducir a San Sebastián Mártir a la casa del nuevo “prioste”, que será la familia que cuidará la imagen durante ese año y hasta la siguiente Fiesta Grande.

Las ruinas del templo de San Sebastián están ubicadas sobre el cerro de San Gregorio, se trata de una construcción del siglo XVII, cuya existencia denota la importancia económica y demográfica de la ciudad en la época colonial, fue destruido por un fuerte sismo a finales del siglo XIX.

El templo de San Sebastián, de arquitectura Mudejar, tiene una planta de tres naves separadas por arquerías y una ventana de influencia Morisca.

Quedan en pie, su ábside y su fachada que se inscribe en la modalidad de fachada-retablo, con nichos entre las pilastras.

Con el paso del tiempo se ha convertido en un monumento simbólico para la ciudad de Chiapa de Corzo, por ello, su estructura se ha reforzado con materiales de construcción.

La leyenda de la Fiesta Grande y San Sebastián, se encuentra enraizada profundamente en el sentir de los chiapacorceños, es la que recuerdan los infaustos días en que, en medio de la sequía y el hambre, los lugareños recibieron a una distinguida viajera.

La dama expuso a los habitantes del pueblo el motivo de su viaje: su hijo padecía un extraño mal que le impedía mover las piernas.

Había recurrido a los médicos más reconocidos, sin que brebajes ni sangrías lograran recuperarlo, de ahí que ella decidiera visitar varios lugares remotos en busca del remedio “para el chico”.

La madre acudió al lugar, cerca del pueblo y poco después, como de milagro, el joven empezó a recobrar la movilidad en las piernas.

Agradecida, la mujer que se llamaba María de Angulo, mandó traer desde tierras distantes, ganado y grandes cantidades de cereales para paliar la crisis en Chiapa.

En el mes de enero, el día de San Sebastián, doña María mandó sacar a su hijo en andas, para que no volvieran las penurias al pueblo.

Los lugareños relacionaron la abundancia con la petición hecha por la mujer y su hijo al santo.