La tragedia de Jason, libro de emociones

El escritor chiapaneco Luis Antonio Rincón García, alejado de los típicos eventos protocolarios de las presentaciones de libros en las que siempre hay una mesa que divide al creador de los lectores, charló con niños, jóvenes y adultos sobre su nueva obra La tragedia de Jason.

Luis explica que ubicó al personaje en Michoacán debido a que quería reflejar un poco el problema social que vive aquel estado, pues la ficción en ocasiones es el reflejo de la situación histórica que estamos viviendo. El autor responde a la pregunta sobre cómo le ha hecho para que editoriales de talla nacional volteen a ver su obra: “Es resultado de un trabajo constante y también es un ejercicio de resiliencia, porque no siempre son aceptados mis trabajos, ante lo cual no te queda de otra que levantarte para seguir empujando tu proyecto.

“En mi caso, el haber ganado premios de literatura que incluían la publicación me permitió llegar a editoriales como Porrúa, Horson o Nostra Ediciones, y también fueron la puerta de entrada para que conocieran mi trabajo en Fernández Editores y me invitaran a publicar con ellos. Ahora, además de Edelvives, estoy por publicar con Edebé, y en los dos casos me lancé al ruedo sabiendo que mis textos tenían algunas posibilidades —por sus temáticas y calidad— en estas editoriales”.

El autor comenta que su preparación profesional le permite llegar a esos sellos de prestigio. “En este camino, además, he llevado talleres de narrativa acá en Chiapas (con Héctor Cortés Mandujano), tomé cursos especiales en la Ciudad de México con Lorena Amkie, con Alejandro Cruz Atienza —en temas editoriales— y asistí a charlas con escritores y editores de otros países, amén de ponerme a leer-estudiar-evaluar a los autores contemporáneos, de establecer cierta metodología de trabajo y de tratar de comprender el proceso que siguen las editoriales para conformar sus catálogos”, indicó.

Rincón García refiere, asimismo: “Con esos ejercicios lo que pretendo es mejorar la calidad de mi escritura, estructurar mejores historias, conocer a los lectores de hoy y presentarme ante quienes considero —de acuerdo a la temática que abordo, al público lector a que va destinado y el tono en que fue escrito— que valorarán mejor mi trabajo y se decidirán a correr el riesgo de publicar conmigo (no olvidemos que las editoriales son negocios, que también están pasando por crisis económicas y que si tu libro no se vende, ellos pierden)”.

Por ultimo, advierte: “¿Esto significa que escribo pensando en las editoriales y en ser publicado? De ninguna manera, yo escribo conforme a las necesidades de la historia que quiera contar. En todo caso, escribo pensando en poder ofrecerles a los lectores una historia bien contada y con un estilo que me satisfaga (por responder a un reto, por el tono logrado o por cómo disfruté su escritura). Si lo consigo, me doy por bien servido, aunque después no encuentre acomodo en editorial alguna (como me ha ocurrido en varias ocasiones)”.