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Esta novela es la primera en la serie del personaje Lincoln Rhyme, un criminalista forense tetrapléjico. Comienza con dos compañeros de trabajo (T.J. Colfax y John Ulbrecht) que toman un taxi al salir del aeropuerto de Nueva York. Desafortunadamente para ellos, el conductor del taxi es el Coleccionista de Huesos. Luego de un breve viaje por la ciudad, se encuentran en un galpón abandonado.

Al día siguiente, la patrullera de la policía de Nueva York Amelia Sachs acude a la escena de un posible asesinato cercano a las vías del tren. Tras una primera búsqueda en que no encuentra pistas se acerca a lo que cree es una rama seca enterrada en un promontorio de tierra sólo para notar que se trata de una mano que ha sido despojada de su carne hasta exponer los huesos. En uno de los dedos se destaca un anillo. Al remover la tierra Amelia descubre el rostro de John Ulbrecht, quien ha sido enterrado vivo. Amelia pide refuerzos y comienza a asegurar el área, deteniendo un tren que pasaba por las vías y el tráfico de la autopista cercana.

El excriminalista forense tetrapléjico Lincolm Rhyme espera un visitante en su apartamento, cuando oye el sonido del timbre. Su cuidador, Thom, ingresa en la habitación y anuncia dos visitantes inesperados: los detectives de homicidios Paulle Sellitto, quien había sido su compañero, y el novato Jerry Banks. Ambos piden la ayuda de Rhyme, quien se las niega. Sin embargo, Rhyme finalmente accede a leer el expediente del caso que le presentan.

Sellitto le explica que se trata de un caso de secuestro y asesinato, y que el secuestrador aún tiene una víctima en su poder y necesitan ubicarla. El visitante que esperaba finalmente aparece y Rhyme les pide a los detectives que se retiren.

Sin embargo, y aún cuando dicho visitante era un médico que ayudaría a Rhyme a cometer eutanasia, el antiguo criminalista se ve involucrado en el caso y adopta a Amelia Sachs como sus piernas y ojos para evaluar las escenas de los sucesivos crímenes que trata la novela.