LIBROS

Por su tema y estructura conserva todas las características de la novela sentimental que en Francia había llegado a su apogeo con Atala de Chateaubriand y Pablo y Virginia de Saint Pierre. La novela presenta muchos aspectos asimilados de sus modelos franceses; pero su gran originalidad consiste en que pone por primera vez, como idilio romántico el ambiente real de la naturaleza americana.

El eje central de la novela es la relación de los desdichados amores de dos adolescentes: Efraín, hacendado en la región del Cauca, y su prima María. Este idilio va a tener como marco el bucólico ambiente natural de esa región colombiana.

María en la novelística hispanoamericana

El Romanticismo marca el florecimiento de la novela, que se cultiva especialmente en México, Chile y Argentina. Sus numerosas manifestaciones abarcan novelas históricas, político-sociales y sentimentales. Sin embargo, es en Colombia donde aparece la novela romántica más exitosa, María, de Jorge Isaacs, que responde a las características de la novela sentimental:

Relato en primera persona.

Adopción de la forma de un libro de memorias.

Título con el nombre de la protagonista.

Asunto que desarrolla las alternativas de un amor casto e imposible.

Protagonistas signados por el dolor, la separación y la muerte.

Hechos que se desenvuelven en un marco natural, que acompaña con sus mutaciones los vaivenes del idilio.

Estructura de la novela

La novela consta de sesenta y cinco capítulos. Los precede una dedicatoria, (a los hermanos de Efraín), en la que el autor, oculto tras la figura de quien ejecuta un encargo, presenta los hechos como ocurridos tiempo atrás. Anticipa, asimismo, el final del protagonista.

Puede afirmarse que el hilo conductor de la materia novelada se da en la historia sentimental de María y Efraín, verdadero ejemplo de amor idílico. En este primer nivel de la narración, se entrelazan las descripciones de los ambientes en los que se desarrolla la trama: la naturaleza del Valle del Cauca (espacio abierto), y las características arquitectónicas de El Paraíso, la hacienda de los Isaacs (espacio cerrado).

Sus secuencias configuran un triple recorrido por un mundo real, pero idealizado. Recorrido nostálgico que actualiza el idilio, el espacio abierto y el cerrado, y cuyo final reelabora el “mito” primordial del Edén perdido, objetivado, en este caso, por la pérdida del hogar paterno, de la amada y del paisaje paradisíaco.

Sobre esta línea narrativa de base se engarzan una serie de microrrelatos, muchos de carácter costumbrista; en su gran mayoría, cortas historias de amor, cuyos avatares duplican los vividos por Efraín y María. Así ocurre con el noviazgo y la boda de Braulio y Tránsito (capítulo XXXV), con la de Bruno y Remigia (capítulo V), y, especialmente, con la historia de Nay (Feliciana) y Sinar (capítulo XL), señalada con justicia como ejemplo del exotismo romántico.