LIBROS

Los personajes han sido una de las partes más curiosas, tanto los principales como los secundarios. En primer lugar tenemos a los protagonistas, Lane y Sadie. El protagonista masculino, Lane, es el típico niño bueno que no ha roto un plato en su vida y se ha limitado a tener una vida organizada y planificada, de modo que todo lo que sea salirse de las reglas es algo que le pone muy nervioso. Sin embargo, sus planes de futuro universitario se ven fastidiados cuando de repente le diagnostican una enfermedad incurable: tuberculosis.

Es en ese preciso momento, cuando tiene que ingresar en Latham, un centro para jóvenes en cuarentena y que no da muchas expectativas de vida. Ahí se reencuentra con una amiga del pasado, la protagonista femenina, Sadie, que es todo lo contrario a Lane. Es una chica extrovertida, loca, atrevida, con unas ganas alucinantes de vivir a pesar de estar también diagnosticada con la misma enfermedad y encontrarse entre las cuatro paredes de Latham. Sin embargo, Sadie no está dispuesta a aceptar el futuro tan negro que la vida le ha deparado y no duda en saltarse las normas siempre que puede. Y es que Sadie lo tiene claro: quiere vivir la vida al límite.

Por otra parte, encontramos a Charlie, Nick y Marina, los amigos que unirán cada vez más a Sadie y a Lane, y es que entre las cuatro paredes de Latham se puede tejer una amistad tan fuerte como la que estos amigos tejen.

Estrellas fugaces está narrada en primera persona de manera alternada. Cada capítulo está narrado por Lane o por Sadie, se van alternando los dos personajes para que conozcamos el punto de vista y la manera de vivir las cosas de cada uno, vitales para el funcionamiento y agilidad de la trama.

Schneider narra la historia con una agilidad y una naturalidad despampanantes. La trama es ágil y fresca. Sin embargo, también es cierto que en un primer momento la historia no engancha; es más tarde, cuando las cosas comienzan a tener un ritmo más fluido, cuando realmente resulta atractiva.

El estilo de Robyn Schneider nos hace recordar al de John Green, a pesar de que las tramas son diferentes. La temática es otro de los puntos clave de la novela. Sería injusto encapsularla simplemente en una narrativa romántica. Si bien es cierto que la contiene, está claro que habla sobre muchas otras cosas como la familia, las segundas oportunidades, el amor, las enfermedades y una serie de temas que juntos crean una maravilla de libro.

En definitiva, es un libro que te cambia la perspectiva, la manera de ver las cosas, que te hace querer vivir la vida como Sadie, sin que importe nada más que el momento actual. Sin duda, un magnífico trabajo de Robyn Schneider.