Lupita, mujer de lucha y de fé

Su esposo la abandonó y le arrebató lo que con tanto esfuerzo logró en años de trabajo, vendiendo bolsas de a peso en el Centro de Tuxtla, compró un terreno en la periferia. Su hija la despojó de la mitad, del agua y la luz. Crió dos nietos y le arrebataron a uno. Con sus manos hizo cada block de su pequeña casita, con cemento que le regalaron los vecinos. Su esfuerzo y tenacidad no tienen límite, pero a su edad requiere de una mano, una ayuda.

Parada sobre una piedra, la mujer muestra su fuerza de voluntad, tan dura como la roca que pisa, pero no tan duradera como ésta. Los años y la adversidad recurrente la están desgastando física, emocional y económicamente, y busca ayuda.

Guadalupe Cadena tiene 68 años de edad cumplidos, vivió casada, “encadenada” y al partir su esposo con otra, obtuvo su libertad, aunque no se han divorciado.

Tuvo cuatro hijos, de los cuales uno la apoya económicamente (300 pesos quincenales). “Su esposa se molesta por el poquito que me da, él tiene buen corazón y dice que si yo les di estudio y los apoyé es justo que ahora me den algo. Yo me siento mal”, dice.

De los otros tres, una mujer cayó en las drogas y ella recogió a los dos niños Oscar y Eduardo, les puso su apellido y los crió.

El abuelo le quitó a Oscar, Eduardo se quedó con ella, actualmente tiene 12 años.

Una hija, enfermera general, pagó mal a su madre y quiso despojarla de su único patrimonio, un terreno que compró con muchísimo esfuerzo. “Vendo bolsitas de a peso en el Centro, a veces gano 20 pesos al día”, añade Lupita.

A pesar de que la hija actuó mal, ella le dio de su voluntad la mitad del predio, pero la hija le quito el servicio de agua y luz, apenas hace poco le dieron nuevamente el servicio.

La pequeña casa de Lupita es de block, los vecinos me regalaban de vez en cuando un poco de cemento y arena, me puse a hacer block, al principio eché a perder varios, pero aprendí. Hice mil. Un albañil me ayudó a construir mi casita antes de morir, no me cobró nada”, dice mirando al cielo y agradeciendo a Dios.

Guadalupe es una mujer de lucha, de esfuerzo y de fe. Dice que aunque su esposo y su hija le pagaron mal, no guarda rencor y no se preocupa, sabe que Dios defiende su causa y va ganar aún en la derrota aparente.

A Lupita le ha ido mal en varios aspectos; enfermó por las garrapatas de los perros del vecino que usa su pared. Esos mismos perros le devoraron más de 40 gallinas que tenía Lupita y no se las pagaron.

Hace poco le entró un alacrán en el oído a Guadalupe, estuvo hospitalizada. La lista podría seguir, pero Lupita prefiere enfocarse en lo positivo.

Y agradece la vida, la salud y la oportunidad de seguir luchando. Por el momento le falta todo. Pide ayuda con despensas para mantener a su nieto, ayuda o asesoría para escriturar su pedazo de terreno y que no la despojen de nuevo.

También piensa construir su barda, por lo cual quien pueda y quiera darle cemento o arena, lo usará para hacer más block.

Guadalupe vive en la calle Tamarindo de la colonia Esperanza Sabinito, al Norte Poniente de Tuxtla Gutiérrez, a unos 150 metros del asta bandera, es vecina de Rubén Montesinos, el hombre de 90 años de edad que algunos han visitado para ayudarle.

para ayudar

Visitarla en la calle Tamarindo de la colonia Esperanza Sabinito, al Norte Poniente de Tuxtla Gutiérrez.