Mexicana revela secretos de ciudad bíblica

La arqueóloga mexicana Marcela Zapata desentierra desde hace siete años los secretos de la bíblica Magdala con el fin de reconstruir la vida y usos de un poblado de pescadores judíos que, según el Nuevo Testamento, fue testigo del ministerio de Jesús en la Galilea.

Con una buena parte de la antigua aldea ya desenterrada, los hallazgos se acumulan uno tras otro en uno de los yacimientos más sorprendentes de toda la zona, con una bella sinagoga, típicos baños rituales (“mikve”), una dársena con amarraderos, el cardo (calle comercial romana) y restos de la actividad industrial de sus habitantes.

“Los hallazgos nos dicen que la actividad económica principal en Magdala era la pesca”, asevera esta estudiosa de la Universidad Anahuac de México, que llegó a la zona en 2010 por iniciativa propia.

Esta actividad fue la que le aparentemente pudo dar su otro nombre a Magdala, Tariquea, que significa “conservación” o “preservación”, y que se origina en un método de salación del pescado desarrollado allí por sus habitantes y que era conocido como “tarichos”.

Por lo que conocemos de las fuentes judías y cristianas esta es la antigua Tariquea, que es Magdala”, se reafirma Zapata, cuyo equipo de arqueólogos y voluntarios es el primero de México que recibe permiso de Israel para investigar y excavar.

El proyecto inicial es del padre Juan Solana, de los Legionarios de Cristo y quien hace ya diez años compró un predio en una zona denominada Migdal en hebreo, y Al-Majdal en árabe, para levantar un centro de peregrinaje.

Pronto los primeros trabajos condujeron al hallazgo de una antigua sinagoga con uno de los primeros altares (“bima” en hebreo) conocidos y en sus caras una exclusiva simbología. En colaboración con la UNAM, Zapata realiza sus investigaciones con una técnica interdisciplinaria más típica de México que de Israel, en la que todo se analiza en laboratorio hasta el último detalle.

“Aquí tienen muchas fuentes escritas que les hablan de su historia, en cambio nosotros en México no tenemos esos textos y por tanto la arqueología que hacemos es mucho más interdisciplinaria”, indica sobre la participación de antropólogos, químicos, biólogos, y otros expertos que deben analizar los hallazgos en el terreno.