Miles de migrantes le dieron la vuelta al puente internacional “Rodolfo Robles” y cruzaron el río Suchiate para reagruparse en la población fronteriza mexicana de Ciudad Hidalgo, en donde esperan que lleguen todos y continuar su caravana hacia el Norte del país.
El Instituto Nacional de Migración (INM) apenas había recibido hasta la tarde de este sábado a 372 hondureños por el paso formal, a los que trasladó a la Estación Migratoria Siglo XXI y después de documentarlos los trasladaría al albergue provisional instalado en la Feria Mesoamericana.
En el parque central de Ciudad Hidalgo los centroamericanos bailan; se ha instalado un albergue al que pocos han ingresado, aunque les otorgan alimentos y servicios médicos.
Sobre el puente internacional cada vez son menos los que quedan, sobre todo mujeres con sus hijos pequeños, en espera de la autorización de la entrada legal a territorio mexicano; algunos se han aventado hacia el río y otros regresan a Guatemala y cruzan por las balsas.
“Ya estamos aquí y vamos a ir a los Estados Unidos. Esperamos que lleguen todos para ayudarlos a cruzar el río y continuar el camino”, señalan mientras descansan en el piso.
La alcaldesa de Suchiate, Sonia Eloína Hernández Aguilar, asegura que han brindado asistencia en el albergue instalado en el centro de la población a más de tres mil migrantes y pidió ayuda para que se les pueda seguir atendiendo.
Puente
En el puente internacional, ante el intenso calor, a pesar de estar medio nublado, las familias que viajan completas instalaron campamentos con nylon para cubrirse; autoridades guatemaltecas y algunas empresas les envían alimentos.
“Estamos esperando que nos autoricen el ingreso a México”, señala una mujer que se identifica como Cecilia y quien dice que no van a regresar a Honduras, en virtud a que “no tenemos seguridad, no hay empleo ni oportunidades de una vida mejor”.
La tardanza en la recepción de los migrantes por parte de las autoridades mexicanas hacen que se desesperen y muchos de ellos abandonan el puente internacional y cruzan por el río Suchiate, para llegar caminando al parque central.
Rosa Candy Guillermo, originaria de Alta Verapaz, Guatemala, que se sumó a la caravana de migrantes hondureños, ya no quiso esperar y ella aprovechó que un grupo de ellos colgó una escaleta con un lazo al puente y por ella bajó hacia el río.
Ese mismo proceso siguieron sus hijos Rosi, Carlos Alberto y Maynor que llegaron al bordo del río Suchiate y de ahí fueron hacia el albergue provisional de Ciudad Hidalgo. “Esto es apenas el comienzo. Yo seguiré hasta llegar a los Estados Unidos”, indica.
Otros migrantes se avientan desde el puente hacia la corriente del río en donde los esperan sus compañeros para cruzarlos, pero la mayoría prefiere dar la vuelta y pasar por las balsas que es menos arriesgado.
Cierre del puente
Las autoridades mexicanas este sábado ya no permitieron el acceso de los medios de comunicación hacia el puente internacional por Ciudad Hidalgo; ahí permanecen concentrados elementos de la Policía Federal, Instituto Nacional de Migración, Comisión Nacional de Derechos Humanos y Grupo Beta.
El proceso para permitir el ingreso de las personas –mujeres y niños primero- es sumamente lento, desgastante para los migrantes que esperan la autorización y ese es el motivo principal para que lo hagan por el afluente que sirve de línea divisoria entre México y Guatemala.
La presencia de policías federales en el bordo del río no detiene el paso de los migrantes que no temen ser detenidos; en la zona también hacen recorridos personal de Protección Civil, derechos humanos y organismos no gubernamentales de atención a grupos vulnerables.
La Fiscalía General del Estado dio a conocer que su similar de Migrantes instaló módulos de atención en los albergues provisionales instalados en Ciudad Hidalgo y Tapachula, aunque a éste último no habían llegado aún los centroamericanos que estaban en proceso de documentación en las instalaciones migratorias.
A continuar
Los cientos de migrantes ya establecidos en Ciudad Hidalgo afirman que continuarán en la caravana que los lleve hacia la Unión Americana y esperan que el presidente de ese país, Donald Trump, entienda que no son delincuentes y lo que desean es ir a buscar mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias.