MODA

Al ver una boina es inevitable pensar en el clásico estilismo afrancesado compuesto por un jersey de rayas marineras, unos pantalones capri, zapato plano y la mítica gabardina color camel. El toque andrógino “a lo garçon” lo da, por supuesto, esta gorra plana y abombada, que acostumbra a ser de lana.

Un accesorio vinculado a multitud de épocas y culturas que puede simbolizar tanto el espíritu bohemio francés, la autoridad militar o la ideología revolucionaria de los años 60. Ahora, las firmas de lujo han querido traerla de vuelta y reinterpretarla.

Símbolo de estilo y elegancia

Todo comenzó con aquel desfile de Gucci de primavera-verano 2016. Entre vestidos estampados con motivos florales y blusas con grandes lazadas, Alessandro Michele se tomó la licencia de recuperar la boina para darle un toque más nerd —si eso es posible— a sus estilismos.

Resulta curioso que es un accesorio vinculado a las clases pobres en los siglos XV y XVI haya terminado por convertirse en símbolo de estilo. Chanel también lo anticipó en su desfile en La Habana. Una boina diseñada por Karl Lagerfeld que se parecía a la del “Ché” Guevara, decían muchos.

Era el primer desfile de la histórica firma francesa en Cuba y aunque no contaba con la estrella de bronce que delataba el rango del comandante ni era de color verde militar, seguía invocando esos aires rebeles de revolución.

Cuando Maria Grazia Chiuri incluyó boinas de cuero negro en la colección otoño-invierno 2017 se consolidó esta tendencia. En su último desfile para Dior también recurrió a ellas, esta vez adornadas con una sutil rejilla que cubría parte de los ojos de las modelos.

El colofón lo dan siempre las marcas low-cost. Zara ha lanzado varias versiones, una con perlas incrustadas, lisas y de cuero. Mango también ha ideado sus modelos en vinilo, cashmere y lana.