Movilizan a Ejército por “amenaza” de bomba

Ayer por la mañana, empleados de la Secretaría de Educación en la capital chiapaneca, fueron desalojados por una presunta amenaza de bomba. Había un objeto “extraño”.

“Algún ocioso que no quería venir a trabajar habrá sido el gracioso”, comenta el profesor con su compañero. Cientos, como ellos, aprovechan para platicar de todo un poco. Otros desayunan.

Los militares se tardan mucho. El tráfico es intenso de oriente a poniente y viceversa. El contenedor de explosivos no está en el cuartel de la Región Militar, sino hasta en al campo militar Los Sabinos. Da tiempo para que platiquen de todo un poco.

Algunos que salieron corriendo de casa, sin desayunar, aprovechan para ingerir algo en los negocios aledaños.

Bomberos y paramédicos de Protección Civil Municipal llegaron en las unidades PCAR-07 y PCA-03.

Nadie puede entrar. Los que iban por un trámite a la oficina gubernamental, al ser rechazados, toman fotos y videos con su celular, para justificarse.

Jesús Guzmán, encargado del edificio en la Unidad Administrativa, dialoga con los bomberos.

Todos han sido desalojados, todos menos un joven indígena que permanece sentado sobre su caja de bolero, junto a su triciclo con dulces. Ignora el “peligro”, y no obedece. A él nadie lo manda. No es subordinado. Es su propio jefe. Viene de un poblado de Zinacantán.

Luego de una extensa plática, tras más de dos horas de espera, los empleados regresaron a sus oficinas.

Los militares localizaron el objeto “extraño”. Estaba dentro de una lapicera infantil, color verde, en la jardinera del edificio “A”.

La “bomba” era unos lápices de color, goma de borrar, una crayola y pegamento en lápiz adhesivo.

No hubo explosión de bomba, pero sí un fuerte estallido de risas en cientos de personas, tras el regreso a sus labores cotidianas.