Muere nieta y abuela; la pared las aplastó
Las víctimas intentaban evacuar al momento de ser aplastadas por una pared. Dalia Villatoro / CP

Al intentar llegar al patio de su modesta vivienda, ubicada en la colonia Cuauh-témoc, cuando se registraba el terremoto, abuela y nieta fueron sepultadas por la pared de una cocina que se desplomó. Ambas murieron.

Raúl Molina González, de 73 años aún no da crédito a lo que le ocurrió a su esposa Rosa Jiménez Vicente, de 60 años de edad, y a su pequeña nieta Hellen Hidalgo Molina, de 4 años.

No pudo hacer nada para salvarlas. El septuagenario tomó del brazo a su hijo Neptali, de 55 años, quien es ciego y discapacitado, no habla ni escucha.

Recordó que salieron de la habitación donde todos dormían y abrió la puerta que comunica a la cocina y a un pequeño patio trasero, fue cuando sucedió la desgracia.

Atrás de los varones iban doña Rosa y la pequeña Hellen que cursaba el primer grado de preescolar, en el Jardín de niños del mismo nombre de la colonia.

“Dejé a mi hijo en el patio y me di la vuelta para ayudar a mi mujer a caminar más rápido entre la oscuridad, pero fue cuando la pared de la cocina se derrumbó y se les vino encima”, explicó desolado.

Los gritos de temor de los vecinos dificultaron que escucharán cuando pidió auxilio.

Como pudo intentó auxiliar a las mujeres, pero estaban enterradas.

Cuando pasó el sismo, el vecino de la casa de enfrente escuchó sus gritos desesperados.

Varios habitantes fueron a ayudar a rescatar a las víctimas.

Hellen ya había perdido la vida, su cabeza sangraba.

La sexagenaria fue trasladada a bordo de un vehículo particular al Hospital Regional “Bicentenario”, pero murió a los pocos minutos de haber ingresado.

Deysi Molina Jiménez, de 42 años de edad, había dejado al cuidado de sus padres a su hija más pequeña, desde hace tres meses viajó a Cancún, Quintana Roo, para trabajar en busca de poder darle una mejor vida a sus tres hijos.

Hellen tiene dos hermanos, una niña de 11 años y un varón de 6, quienes no asimilaban como de un momento para otro habían perdido a dos integrantes de su familia.

La familia de don Raúl no fue la única enlutada por el sorpresivo terremoto que azotó a la entidad la noche del pasado jueves.

En el ejido Monterrey, municipio de Villacorzo, Romeo Sánchez Nucamendi, de 53 años, perdió la vida a causa de un infarto en pleno terremoto.

Sus familiares aseguran que se encontraba en buen estado de salud, pero no aguantó el susto.