Museo del Café vibró con solos de piano

La noche del viernes 4 de agosto el Museo del Café recibió a José Enrique Rojas Ramírez, quien deleitó a los asistentes de un Viernes Cultural más con un amplio repertorio de temas musicales.

Aunque forma parte de una agrupación, en esta ocasión su participación fue en solitario. Parte del reto personal fue lograr interpretaciones que con mayor facilidad se ejecutan en un ensamble, pero él lo hizo acompañado solamente de su piano.

Dos aspectos fueron los que destacaron en esta ocasión: la versatilidad del repertorio y la aceptación que tuvo del público; jóvenes y adultos mayores dejaron ver que estaban pasando un agradable rato, pues además de tararear los temas tocados, al término de la participación de José Enrique Rojas, unieron sus voces para gritar “otra”.

Esta versatilidad incluyó temas como “Take five” (interpretada en cinco tiempos en lugar de en los cuatro habituales), “Bésame mucho”, “Preludio en mi mayor” de Frederic Chopin; “Una mañana”, original de Clay Fisher y popularizada en México por José José durante el auge de los temas extranjeros cantados en español; y “La mordidita”, canción interpretada por Ricky Martin y que Enrique Rojas ya había sacado en compañía de sus amigos pero con otros instrumentos; así como “Clocks” y “The scientist”, de Coldplay.

Para Enrique Rojas es importante la diversidad al interpretar temas que van desde lo clásico hasta lo popular, porque trata de incluir a todo tipo de público, que cada sector pueda disfrutar de los gustos de otro a través del piano, y en su opinión, esa noche el objetivo se consiguió. “Al mezclar temas que conocen y luego algo que no, algo pasa y funciona”, comentó.

En esto ayuda mucho la característica armonía del piano; sus registros graves, medios y agudos se presta para más variaciones que con otros instrumentos, como el violín, por ejemplo, que es más melodioso y se dificulta un poco más, según explicó el músico, ya en entrevista.

Enrique relató que fueron las participaciones en diferentes festivales, cafés y fiestas las que lo motivaron a la búsqueda del “qué hago, qué invento, cómo llego a este otro tipo de público y hacer que vean diferente una canción popular o clásica”. Incluso, la primera versión de “La mordidita” les salió en piano, violín y batería.