Durante la madrugada de ayer el avión que realizaba el tramo Sidney-Santiago con escala en Auckland, tuvo un “incidente técnico” que causó una fuerte sacudida que dejó 50 heridos, de los cuales 12 tuvieron que ser internados en Nueva Zelanda.

El primer tramo del vuelo LA800 iba tranquilo hasta que dos horas después del vuelo de tres horas “de repente, el avión cayó del cielo”, dijo el pasajero Brian Jokat al medio de Nueva Zelanda RNZ, agregando que “no hubo turbulencias previas, simplemente navegamos sin problemas durante todo el camino”.

“(...) Me había quedado dormido y afortunadamente tenía puesto el cinturón de seguridad y, de repente, el avión cayó”, añadió.

De hecho, explicó que un pasajero que estaba a dos asientos de él no llevaba el cinturón de seguridad y salió volando y se estrelló contra el techo.

“Pensé que estaba soñando. Abrí los ojos y él estaba en el techo del avión bocarriba, mirándome. Era como ‘El Exorcista’. Luego cayó y se rompió las costillas con el reposabrazos”, recordó.

Asimismo, tres o cuatro personas más se estrellaron contra el techo, rompiendo parte del interior del avión con sus cabezas y hombros.

“Entonces la gente empezó a gritar. Sentí que el avión caía en picada; sentí como si estuviera en la cima de una montaña rusa, y luego se aplanó de nuevo”, explicó Jokat, asegurando que todo sucedió en “fracciones de segundo”.

Posteriormente algunos médicos a bordo curaron a los heridos, con la ayuda de la tripulación del vuelo.

Otra pasajera, Valentina Stuff, dijo a RNZ que el avión “simplemente se detuvo” a unos 50 minutos de Auckland. “La gente volaba y todo era muy aterrador. (...) Había sangre en el techo; la gente (voló) y rompió el techo del avión”, detalló.

Según informó Stuff, otro pasajero era Jacinto quien señaló que algunas personas que no llevaban el cinturón de seguridad “volaron por la cabina” y otras “golpearon el techo”.