Balseros, transportadores de esperanzas

Le dicen “el Pichi”, pero se llama Ulises y transporta sueños, personas que atraviesan el río Suchiate y todo lo que haya que mover por las aguas cambiantes de este afluente; tiene menos de 30 años y cambió su escritorio y oficina por una balsa.

Es licenciado en administración de empresas y el título está colgado en algún lugar de su casa, pues gana más aquí que tramitando créditos en el banco en el que trabajaba; al final siguió los pasos de su padre, que desde siempre se dedicó a transportar personas por el Suchiate y le heredó la plaza de dueño de turno.

Con los ojos puestos en las aguas del río explicó que no le rinde cuentas a nadie. Puede ir y venir en este trabajo para ver a sus tres hijos y esposa a la hora que sea. Su trabajo de balsero le permite atender sus asuntos familiares y disfrutar de los vaivenes del río, a diferencia de los horarios de trabajo de oficina, que eran estrictos de nueve de la mañana a nueve de la noche.

El padre fue quien heredó a Ulises la tradición de balsero, que se negaba a aceptar hasta que vio que podía ganar más y disfrutar del clima familiar que se respira entre las personas que trabajan en el puerto, donde con cámaras de llanta y tablones de madera trasladan a personas, insumos alimenticios y lo que haya que mover por unos 10 pesos mexicanos.

Los trabajadores de este lugar deben entregar una cuota de 150 quetzales, es decir unos 300 pesos mexicanos, porque están organizados en una especie de unión; luego de reunir esa cuenta, lo que reste es para ellos.

“Gano más del sueldo base que te dan en un banco o en cualquier empresa”, además de que ahí tenía que estar sujeto a un horario y sueldo determinado, ahora sólo trabaja 15 días al mes en esta balsa para trasladar personas y productos.

Detalló que en ese punto del río hay 21 balsas que operan personas guatemaltecas y mexicanas, un día los primeros y el día siguiente los segundos, por ello los guatemaltecos se distribuyen el trabajo por numeración.

Entonces cada uno espera su turno para trasladar personas, desde migrantes que buscan mejores oportunidades de vida hasta madres de familia que por ahorrarse un dinero compran sus despensas en tierra mexicana, ya que les rinde más porque es más barato que en Guatemala.

Además de trasladar a personas migrantes también moviliza los sueños de éstas. A diferencia de las caravanas que llegaron en meses pasados, ahora el movimiento es más tranquilo, desde poco antes de las seis de la madrugada que es la hora en que comienza a trabajar.