Con el plástico hasta el cuello: ¿Qué hacer?

Tan necesario como pernicioso, el plástico es el material que mejor representa la huella de la civilización humana en el siglo XXI. Su adecuada gestión es urgente.

El plástico ha permeado tanto en la vida, que es imposible imaginar a la sociedad sin él. Los plásticos fueron el resultado de la búsqueda de un material maravillosamente flexible, económico, y capaz de tomar cualquier forma.

Con estas características, era cuestión de tiempo que dicho material se apoderara rápidamente del mundo, reemplazado a los envases reutilizables más tradicionales como el vidrio o el cartón, y llegando a ser utilizado principalmente en la industria del envasado, pero también para la construcción, el transporte, equipos electrónicos, así como otros artículos domésticos, deportivos y médicos.

Sin embargo, la fructífera producción de plástico a nivel mundial, trajo, como consecuencia, una cantidad de residuos que quizás no se tenía contemplada: de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año más de 280 millones de toneladas de productos plásticos terminan en la basura, de las cuales 14 millones deparan en el mar, y representan el 85 % de la basura marina.

Esto ha traído graves consecuencias al medio ambiente, a la vida marina, e incluso a la salud humana, al punto de tener evidencia de la presencia de microplásticos en heces humanas, sangre y placenta.

En marzo de 2022, iniciaron las negociaciones entre representantes de 175 países, en donde se comprometieron en forjar un acuerdo internacional jurídicamente vinculante para finales de 2024.

México ha mostrado su interés en formar parte de estos objetivos, puesto que, en conjunto con Canadá y Estados Unidos, es la segunda región con mayor producción de plásticos, después de Asia.

Además, las cifras nacionales no son tan alentadoras: la cobertura de recolección de residuos es del 83 %, debido a que algunos municipios rurales alejados de los centros urbanos carecen de servicios de recolección de basura. Se estima que la huella de plásticos per cápita es de 43 a 59 kg por habitante al año, y la tasa de reciclaje oscila entre el 2 y 4 %.

Para atender la crisis de la contaminación plástica se requiere de un apoyo conjunto entre varios sectores; el 20 de marzo pasado, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Programa de Acción de Residuos y Recursos (WRAP) presentaron el “Pacto de los Plásticos de México” (PPMX). Se trató del primer esfuerzo colaborativo que busca la participación entre empresas, gobiernos, academia y sociedad civil para implementar estrategias conjuntas con el objetivo de acelerar la transición a una economía circular de los plásticos.

Con este pacto, México se unió a una red de 14 países como Canadá, Colombia, India y Estados Unidos, que ya cuentan con su propio “Pacto de Plásticos”, adaptados a cada país, con cuatro principales elementos en común: 1) eliminar los plásticos problemáticos, 2) incrementar la recolección y reutilización, 3) aumentar la demanda para el material reciclado, y 4) sensibilizar a la ciudadanía.

El “Pacto de los Plásticos de México” busca atender la crisis de la contaminación plástica en México, adecuándose a sus necesidades y capacidades, englobando a cada uno de los actores comprometidos en este reto que, atendido de manera conjunta e interdisciplinaria, espera lograr una meta en común: una sociedad con una gestión de plásticos sostenible.