Fuerte conciencia de injusticia, resistencia, amor y humanidad

En noviembre pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incorporó en su lista del patrimonio mundial inmaterial de la humanidad a la música reggae, a la que consideró digna de protección y promoción.

El comité especial de la organización indicó que este género musical, originario de Jamaica, tiene una fuerte conciencia internacional “sobre los temas de injusticia, resistencia, amor y humanidad”, gracias no sólo a Bob Marley, el más famoso de sus exponentes, que difundió por el mundo el característico groove que remite al reggae.

También lo hicieron otros artistas como Peter Tosh, Dennis Brown, Lee Perry, Ken Boothe, John Holt, Gregory Isaacs y Max Romeo.

“Es algo estupendo, ¿no creéis?”. Entre un porro y otro (en Jamaica el cannabis recreativo es legal desde 2015) Ras Kelly Holt, nombre artístico del cantante Marlon Carter, se prepara para grabar su nuevo single en el histórico Small World Studio, en el número 45 de Charles Street de la capital del país, Kingston.

Ras, con unas largas rastas escondidas bajo un gorro, barba descuidada y chaqueta militar verde, refleja al 100 por ciento los cánones estéticos del artista del reggae.

“Amigos, ya era hora de que las Naciones Unidas otorgasen este reconocimiento al reggae. El reggae es vida. El reggae logra hacer vibrar el espíritu de la gente. El reggae es el alimento del alma. El ADN de todos los jamaicanos está impregnado de reggae. El reggae es capaz de unir a todos los pueblos”, apuntó.

Los ritmos caribeños nacidos a finales de los años 60 tuvieron una fuerte expansión que afectó a diversas áreas socioculturales, con la asociación del consumo de cannabis a la meditación, hasta cruzar las fronteras de la isla y llegar principalmente a Gran Bretaña, antigua potencia colonizadora de Jamaica, y desde allí a toda Europa, Estados Unidos y el resto del mundo.

El reggae nació en Jamaica y tiene raíces antiguas, ligadas a la música de los esclavos africanos que llevaron a la isla los europeos. Pero fueron los elementos modernos los que dieron vida al reggae, marcado por elementos espirituales de la religión rastafari.

En su elección, la Unesco tomó en consideración la figura de Bob Marley, el “profeta” del reggae, que no sólo fue el mejor artista jamaicano y la primera gran estrella internacional del llamado Tercer Mundo sino, sobre todo, autor e intérprete que supo dar vida con sus canciones a un sueño de libertad y paz como muy pocos supieron hacer.

“Bob hizo todo esto con una música que es un testimonio de fe y de compromiso de lucha, una música firmemente ligada a la realidad de Jamaica, pero llena de mensajes universales en los que millones de jóvenes se reconocen en todo el mundo”.

“En el gueto la música se utilizaba y se utiliza como instrumento para salir de la pobreza y de todas las cosas negativas que conlleva. Bob Marley, Peter Tosh, Dennis Brown, Gregory Isaac (...). Todos venían del gueto. Yo también vengo del gueto. La música reggae es la música de las personas pobres, de las personas que luchan y saben cómo sufrir”, dice.

“El reggae –añade- cambió la música popular y lo sigue haciendo. Merece ser protegido, no debe desaparecer o fusionarse con otra música. Estoy muy contento con la decisión de la Unesco. El reggae todavía es necesario, para toda la humanidad, para cantar la rabia y el amor”.