La Iglesia católica reprobó que los fieles vistan al niño Dios de huachicolero, una palabra que en estos días es recurrente, dentro del combate al robo de gasolina que emprendió el gobierno de López Obrador.

El llamado “niño huachicolero”, es una modificación del santo niño de Atocha, a la que se añade una manguera y un pequeño galón de combustible.

Ante esto, la Iglesia asegura que no puede considerarlo un culto católico, sino todo lo contrario.

Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis, señaló que vestir al niño Dios de huachicolero si bien “pareciera hasta algo simpático o como una muestra ingenua de devoción popular, pero en realidad es algo diabólico. Podríamos situarlo como un pecado contra el Espíritu Santo, que consiste en atribuirle las obras de Dios al demonio”.

Recordó que entre los 10 mandamientos se encuentra no robar, por lo que “es blasfemo pensar que Dios bendice o protege el robo. Un robo en el que además está metido el crimen organizado y está manchado de sangre y corrupción”.