Niño necesita unidades de sangre ante raro padecimiento

A sus seis años de edad el pequeño Jesús Abraham Alvarado Narcía ha sido intervenido quirúrgicamente ante un extraño padecimiento. Después de una especie de congestión su corazón presentó anomalías en su funcionamiento y tuvo que ser operado. Tras la cirugía, Jesús aún no reacciona y el Hospital Pediátrico ha solicitado a los familiares cuatro unidades de sangre.

Con lágrimas en los ojos, Dina López Cruz, abuela del niño, relató que fue desde el viernes cuando su nieto se encontraba en el jardín de niños y comenzó a sentirse mal, fue llevado a su hogar y ahí empeoró, por lo que tuvo que ser internado el pasado lunes en dicho hospital.

“Se puso como congestionado, luego se puso tan mal que se perjudicó su corazoncito, después le salió una mancha aquí (señala el brazo derecho), luego le hicieron una cirugía pero ahora no reacciona”, relató la abuela paterna.

Sentada del otro lado de la entrevista se encuentra la madre de Jesús, con teléfono al oído se le nota desesperada: no para de hablar, su mirada al horizonte es seria, casi no mueve la cabeza, contrario a su mano izquierda que no se detiene; nunca notó el arribo del reportero y fotógrafo.

Dina López suelta las primeras lágrimas, solo necesitan cuatro unidades de sangre de cualquier tipo para que el pequeño sea nuevamente intervenido; para empeorar la situación el padre de Jesús está recluido en el Centro de Reinserción Social El Amate.

“A partir del viernes comenzó a sentir mal, durante el fin de semana le dio calentura y continuó, perdió las ganar de comer, hasta que su mamá buscó ayuda en este hospital. Yo vivo en Tapachula pero al saber esto vine a ver a mi hijito”, sollozó López Cruz.

Hasta el momento de la entrevista los médicos no habían diagnosticado el extraño padecimiento del niño, solamente le comentaron a la familia que en 72 horas se conocería el diagnóstico. El tiempo se cumplía ayer por la tarde.

Han llevado a varios donantes de sangre pero debido a las políticas estrictas del hospital ninguno de ellos ha podido donar, sus candidatos se han agotado y no encuentran más con quienes acudir.

“Necesitamos de cualquier tipo de sangre, nos dicen que lo donado queda en el banco de sangre, sería como una devolución de lo que a él le han aplicado, ojalá podamos encontrar a quien”, abundó.

De los cuatro familiares que aguardan a las afueras del hospital, solamente una niña se notó en total calma: la hermana de Jesús, no mayor a los ocho años; ella observó parada todo el tiempo cómo su abuela relataba la situación de su hermano; tal vez no dimensione lo que sucede, pero cambió su rostro cuando observó lágrimas. Sabe que algo no anda bien, pero aún así se mantiene firme.

“Familiares de Jesús Abraham Alvarado”, perifoneó un guardia de seguridad privada al final de la entrevista. La madre colgó de inmediato y corrió a la entrada principal, nadie supo el motivo del llamado, Dina López solo juntó sus manos.

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