Obispo manifiesta preocupación por los migrantes

Al manifestar su preocupación porque el año pasado fueron deportados de Estados Unidos más de diez mil chiapanecos indocumentados, el obispo de la diócesis de San Cristóbal, Felipe Arizmendi Esquivel, indicó que sigue “esperando que haya autoridades competentes en Estados Unidos que sean capaces de frenar, legalmente, los excesos racistas y los desplantes altaneros y despectivos de su actual presidente”.

En un comunicado afirmó que “duele y preocupa mucho que esos desplantes son del agrado de muchos norteamericanos, que le aplauden frenéticos, porque son señal grave de los sentimientos antimigrantes y egoísmo que hay en su corazón”.

Agregó: “nos ven como enemigos a vencer, como impedimentos para su propia seguridad y su desarrollo económico”, pero “no todos los migrantes indocumentados son malas personas, la mayoría trabaja honradamente y aporta a la economía de ese país”.

Señaló que “si Donald Trump dice que quiere echar de su país a muchos ‘malos hombres’, porque son criminales y drogadictos, no cae en la cuenta de que hay muchísimos norteamericanos que lo son también, y que si pasa mucha droga desde el sur hacia el norte, es porque allá la buscan, la pagan y la consumen”.

Preguntó: “¿Qué hacer ante las deportaciones crecientes y ante la mayor dificultad para ingresar a los Estados Unidos? Ante todo, que en nuestros países se generen mejores condiciones de vida, más empleo y más oportunidades de desarrollo. Que se apoye más al campo mexicano, para que nuestro potencial agrícola sea una fuente no solo de sobrevivencia, sino de autosuficiencia. Aunque sea con limitaciones, pero se puede vivir dignamente en familia”.

Dijo que por ello se debe de “evitar, en la medida de lo posible, dejar la familia y arriesgar la vida en el intento por pasar la frontera norte”, pues “cada día va a ser más difícil y peligroso. Los ‘coyotes’ van a cobrar más caro y no siempre se logrará el objetivo. Y si algunos logran pasar, siempre van a estar en el desamparo y en el peligro de que los expulsen”.

Manifestó que “es cierto que la pobreza y la violencia empujan a emigrar, pero hay que medir los peligros y las posibilidades reales no solo de pasar la frontera, sino de encontrar un trabajo seguro allá. El riesgo de perder la vida y de ser expulsados, será mucho mayor”.

Mientras tanto, continuó, “nos esforzaremos por ofrecer a los migrantes centroamericanos que pasan por nuestro territorio, una estancia digna y segura en nuestros albergues que hemos implementado para ellos. Y que seamos solidarios con quienes encontremos en la calle”.