Organizaciones sociales estan en constante riesgo ante extractivismo

Representantes de 40 agrupaciones de seis países de América Latina advirtieron que quienes defienden la vida y la Madre Tierra están “en un riesgo constante, bajo las amenazas de empresarios, de la delincuencia organizada y del Estado, favoreciendo el camino de la impunidad, la injusticia, la desigualdad, el despojo, la explotación, el desprecio” en contra de los pueblos originarios y comunidades, su cultura y cosmovisión.

“Nuestra resistencia y lucha en defensa de la Madre Tierra nos ha traído como consecuencia la represión, la intimidación, la amenaza, la persecución, el encarcelamiento y el asesinato de defensoras y defensores comunitarios de derechos humanos”, afirmaron al iniciar este jueves los trabajos del encuentro denominado Intercambio de experiencias comunitarias en resistencia no violenta frente al extractivismo.

“Constatamos que los Estados crean leyes  y reformas para permitir que las grandes empresas nos despojen de nuestros territorios; usan el sistema de impartición de justicia para criminalizar nuestros movimientos; buscan imponer el modelo extractivista manipulando el derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo e informado para no respetar nuestros derechos ancestrales al territorio, al cual nos impiden el acceso mediante la imposición de áreas naturales protegidas”, agregaron en un pronunciamiento leído por Martha Inés Romero, coordinadora regional para América Latina de Pax Christi, organizadora del encuentro.

Las agrupaciones de Perú, Chile, Paraguay, Colombia, Guatemala, y México que asisten a la reunión hicieron un llamado a las organizaciones de las Naciones Unidas (ONU) y de Estados Americanos (OEA), a Unión Europea y al Vaticano para que “ejerzan más presiones” sobre los gobiernos de América Latina y sobre las corporaciones transnacionales para que “respeten” los derechos humanos, haciendo eco de las comunidades y de los problemas que las aquejan.

Expresaron que “los daños del modelo extractivista son irreversibles, van contra la vida de los pueblos, pues atacan el corazón de nuestra cultura y cosmovisión”, además de que “provocan graves daños  ambientales a nuestra madre tierra y arrebata el agua necesaria para nuestra vida comunitaria, familiar, cultural y de producción social”.

Añadieron que ese modelo “condena” a los pobladores de las comunidades “al desplazamiento forzado, al desarraigo y afectaciones a la salud de nuestras familias, mujeres, ancianos, jóvenes, niños y niñas, pretendiendo cancelar así el futuro para nuestras nuevas generaciones, nuestras raíces y conocimientos ancestrales”.

Las y los asistentes a la reunión que durará tres días ratificaron su compromiso de “seguir luchando por un proyecto de vida para y por nuestros pueblos, comunidades campesinas, indígenas y no indígenas, por nuestras generaciones venideras y por el cuidado de nuestra madre tierra”.

Asimismo, advirtieron que seguirán impulsando acciones ciudadanas no violentas expresada en tejido de redes aliadas, procesos organizativos, intercambio de experiencias, modelos de defensa comunitaria, y en el contexto del proyecto de muerte que trae el modelo extractivista, el fortalecimiento de nuestra identidad cultural y originaria”.

Romero explicó en entrevista que con el encuentro “estamos cerrando el ciclo de una segunda fase de un proyecto que se llama América Latina y el Caribe, entre violencias y esperanzas y en concreto el proyecto desarrollo al fortalecimiento de capacidades comunitarias para la transformación no violenta de conflictos creados por extractivas”.