El Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Molacnats), exigió “respeto a nuestro derecho a la participación en todas las decisiones que nos afectan, así como el cese de la criminalización, propiciada desde el propio ente internacional con campañas”.

En el marco del Día Contra el Trabajo Infantil, instituido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Molanats recordó “la dignidad de nuestro trabajo en contextos de desigualdad e insuficientes políticas de protección para la infancia, adolescencia y nuestras familias.

”Reafirmamos, asimismo, que existe una gran diferencia entre el trabajo digno y la explotación y exigimos el fomento, desde los Estados y los organismos internacionales, de trabajos decentes –sobre todo para las personas adultas- y la erradicación de todas las formas de explotación laboral para todas las personas, con especial protección a la infancia y adolescencia”, añadió.

Recordó a la OIT “una vez más, nuestro derecho a ser escuchados, garantizado en la Convención Internacional por los Derechos del Niño y la Niña, y que se encuentra sistemáticamente violentado por parte del organismo internacional”.

En un comunicado divulgado por la organización Melel Xojobal, con sede en San Cristóbal, agregó que “durante la Cuarta Conferencia de la OIT, realizada en 2017 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, no tuvimos representación e incluso nos impidieron ingresar al lugar del encuentro”.

Expresó que “fue por ello que nos organizamos en un ‘gritazo’ que nos permitió, pese a todo, hacer escuchar nuestras voces en contra de las políticas de erradicación del trabajo infantil y a favor de la generación de políticas de protección de los niños, niñas y adolescentes trabajadores para que no suframos abusos ni explotación laboral y podamos contribuir al bienestar de nuestras familias y sociedades mientras crecemos con dignidad”.

Ese “gritazo”, abundó, “demostró a todo el mundo que nuestro movimiento es fruto de la unidad entre las diversas identidades políticas que emergen en la región, como expresiones colectivas de resistencia y dignidad. Los niños, niñas y adolescentes trabajadores queremos ser protagonistas de un mundo sin males”.