Presentan Bosquejos históricos de Tuxtla

El libro Bosquejos históricos de Jose Luis Castro Aguilar, que pertenece a la colección Andando en el Tiempo de la Biblioteca Chiapas, será presentado el día de hoy a las 19:00 horas en el auditorio del centro cultural Jaime Sabines, informó el director de Publicaciones del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes (Coneculta), Marco Antonio Orozco Zuarth.

Entre los temas que contiene el libro se incluye una síntesis y una cronología histórica de la capital, la historia del escudo municipal, el palacio municipal, la catedral de San Marcos, el parque central, el carnaval y los altares zoques, así como la cronología histórica de los presidentes municipales.

El director general del Coneculta, Juan Carlos Cal y Mayor Franco, apunta en el prólogo del libro que “Bosquejos históricos de Tuxtla Gutiérrez ofrece una una visión general de lo que ha sido la capital del estado: un recuento de su centro histórico, tradiciones y costumbres, personajes, edificaciones y calles que la caracterizaron durante la época de la colonia, la independencia y la federación de Chiapas a México, sus movimientos artísticos y culturales para dar un sentido de identidad y pertenencia”.

La obra en cuestión se ilustra con 77 fotografías en blanco y negro y se reproducen textualmente 27 documentos históricos municipales, en una obra de 360 páginas que fue galardonada en el año 2014 con la presea nacional Daniel Vargas Rivera.

“Desde tiempo inmemorial los zoques habitaban el pequeño valle formado por los cerros Mactumactzá y Huitepec. A finales del siglo VI llegaron a esta región, procedentes de Nicoya, Nicaragua, numerosos grupos chiapanecas que se establecieron en el Tepetchía, y desde allí dominaron a los zoques haciéndolos sus tributarios hasta el año de 1528”, relata el primer párrafo del libro.

“Los zoques habían fundado las aldeas de Usumalapa, Tochtlán (Tuxtla), Quisimpac (Antigua Terán), Tamasulapa, Yuquís, Mactumactzá, Copoya, entre otras, cuya capital era Javepacuay (Ocozocoautla); posteriormente los aztecas invadieron esta región en 1946, pero no los pudieron convertir en tributarios por encontrar demasiado dispersos los caseríos”, continúa narrando José Luis Castro.