Flor pide ayuda para su hija con discapacidad

A sus 83 años la señora Flor de María Solís Martínez, lleva en sus hombros la gran responsabilidad de cuidar de una hija discapacitada, con grandes dificultades para sortear el día a día por la falta de un ingreso estable.

Su principal preocupación es no llegar a fin de mes y juntar para pagar la renta de casa, que asciende por ahora a mil 200 pesos, pero sus días son más tristes cuando no tiene ni para comer.

Proveniente de una colonia llamada Rosendo Salazar, migró hace siete años a Tuxtla Gutiérrez para tratar a su hija y ver que podía hacer por su vista, que cada día disminuye más.

Sin embargo, fue ahí cuando los infortunios comenzaron a ser parte de su vida. Primero con la muerte de su esposo y luego hacerse cargo de una de sus hijas que desde hace tres años perdió toda movilidad en las piernas.

Dice que la eliminación del programa Amanecer le ha perjudicado bastante, dado que ya no cuenta con ese ingreso que le ayudaba por lo menos a medio comer y hacerse de algunos insumos básicos.

Ahora sólo se mantiene con la ayuda de sus hijos, que también tienen problemas económicos, y con la bondad de sus vecinos, que casi a diario le regalan comida y otras cosas.

Tiene que racionar todo, dice con lágrimas en los ojos. La comida, el agua, los artículos de limpieza, de higiene personal. Además tiene que comprar agua por pipa, ya que la casa que renta no tiene tubería.

Comenta que tiene que ir de forma periódica al médico, donde le han indicado que necesita realizarse una cirugía, pero no cuenta con los recursos necesarios y tampoco es beneficiaria de algún servicio médico como el seguro popular.

No ha podido moverse para solicitar apoyo a alguna institución porque no sabe leer ni escribir, prácticamente no ve de lejos, y sus hijos o no pueden o tampoco saben a donde acudir.

En la charla ahonda más sobre la historia de “Lolis”, su hija de 42 años. Recuerda que tras sufrir una fuerte caída y fracturase una de las piernas comenzó con un calvario que terminaría por dejarla sin la capacidad de poder caminar.

Desde entonces no ha recibido un diagnóstico que explique su situación, mientras tanto doña Flor se hace cargo de moverla, bañarla, cambiarla e incluso acostarla y levantarla, situación que al paso de los años se dificulta, por lo que tiene que pedir ayuda a los vecinos.

Doña Flor, comparte su historia con la esperanza de que el gobierno  municipal y los ciudadanos de buen corazón decidan ayudarla, sus petición es aliviar su carga con algún apoyo que le permita pagar la renta del lugar donde vive.

También estaría agradecida en recibir ayuda que permita a ella y su hija alimentarse un poco mejor.

Dentro de sus peticiones incluye la solicitud de una silla de ruedas, pues la que actualmente tiene Lolis se encuentra prácticamente inservible. Su domicilio se encuentra en la calle San Francisco, colonia Plan de Ayala ampliación Norte San Agustín.

para Apoyar

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61 14 013 y 61 14 014