Reportero es atropellado por una Ecosport

Al hombre le sobra edad, pero le falta precaución. Dice ser cristiano pero atropelló a un hombre, al que, lejos de pretender ayudar después del percance, culpó injustamente.

La hija del agresor se burlaba de la víctima. El perito de Tránsito Municipal, en cuyas narices ocurrió el accidente, no brindó justicia al lesionado.

El reportero de este rotativo se disponía a salir del lugar, luego de cubrir el atropellamiento de un motociclista en la avenida 17 de Octubre y privada de la 14 Oriente, en la colonia Maldonado de Tuxtla Gutiérrez.

Subió a la motocicleta. Parado en el carril derecho, de poniente a oriente, esperaba que el agente de Tránsito Municipal diera el paso. Se detuvo el flujo vehicular en ambos sentidos para que el perito especializado en hechos de Tránsito de la PGJE tomara las fotos.

De repente, por atrás de la motocicleta marca Honda tipo Cargo color blanco, propiedad de esta casa editorial, transitaba una camioneta marca Ford tipo Ecosport de color vino con placas DRE-3137 del estado de Chiapas (de las verdes).

Conducía un hombre de la tercera edad que al parecer no mira bien. Se pegó mucho a la orilla y aplastó el pie izquierdo del reportero.

El comunicador gritó de dolor. El automovilista frenó, dejando la llanta sobre la extremidad del motociclista.

El reportero seguía gritando. La gente alarmada corrió a ver el incidente, pero para el perito de Tránsito Municipal “Coutiño” y el perito especializado de la PGJE, Iván Torres, el hecho no tuvo la menor importancia. Permanecieron indiferentes.

El comunicador seguía gritando. Y la hija del conductor culpable, lejos de pedir a su padre que se moviera, reía, gozando y burlándose del dolor del reportero.

Por fin el senil automovilista movió su unidad, se orilló porque el perito le gritó al motociclista que se moviera. No se molestó en preguntarle si podía caminar o no.

El culpable, indiferente, mientras su hija seguía riendo, fue inhumano con el reportero agredido. “Qué quieres. Tú tuviste la culpa. Te metiste”, dijo.

Jamás preguntó qué podía hacer para enmendar el daño. Obviamente la culpa fue del automovilista que llegó de atrás. Aplastó el pie del reportero que permanecía orillado.

Pero aun cuando el comunicador pidió a los agentes que sancionaran al automovilista, no se inmutaron e hicieron como si nada hubiera ocurrido. El agresor se fue cubierto con el manto de la impunidad.

En el medallón del auto arrollador dice: “Jesús”. El hombre profesa ser cristiano aunque su conducta dice lo contrario.

Los oficiales incurrieron en negligencia al ser indiferentes y no cumplir con su deber de impartir justicia y deslindar responsabilidades.