Resurgen pablistas en administración municipal

Inmerso en el relevo natural y nombramiento de cargos públicos, el Ayuntamiento de Tuxtla Gutierrez oficializó la entrega de cargos municipales a figuras con historial a revisar dentro del escenario local y nacional.

Es el caso de Mauricio Gándara Gallardo, Carlos Gallegos Curiel, Mauricio León Moreno y Carlos Othoniel Vázquez Salazar, éste último sobrino directo del exgobernante Pablo Salazar; todos funcionarios durante el mandato del “sátrapa” y tiempo después, encarcelados o acusados de corrupción, robo y asociación delictuosa.

En cuanto a Gándara Gallardo, recientemente nombrado jefe de Asesores del presidente municipal Fernando Castellanos, se le conoce una estrecha vinculación con Salazar Mendiguchía, exgobernante y expresidiario del Penal El Amate, por el desfalco en recursos, que dejó esperando la entrega humanitaria a los chiapanecos afectados por el paso del Huracán Stan, tragedia que hace un par de días cumplió diez años.

Inicialmente Gándara Gallardo fue compañero de banca en una Iglesia con Pablo Salazar, después fue su coordinador de la campaña electoral de 1998 a 2000, y secretario de Seguridad Pública de 2000 a 2003, cuando renunció y tiempo después, abandonado por su examigo, jefe y hermano de religión, fue encarcelado durante el Gobierno de Juan Sabines Guerrero.

En una entrevista para Cuarto Poder en agosto del 2013, en el marco de la presentación de su novela El Encantador de serpientes, dijo que Salazar solía ser procurador, presidente del Poder Judicial, del Congreso, secretario de Seguridad Pública, presidente de partidos políticos, pues en general encabezaba un absolutismo y un gobierno autoritario que conseguía por la fuerza lo que la política no permitía, y en ese escenario la labor de Gándara fue el operador.

Era el estratega de acciones por encima de la Ley, como él reconoció, y las ejecutaba -según se sabe- junto a Carlos Gallegos Curiel, en ese entonces director de Tránsito del estado, quien fue conocido por actuar como “guardaespaldas” de Pablo Salazar.

Autor de levantones, golpes, extorsiones, amenazas, agresiones a estudiantes, muertes y en general, el accionar forzado de una política intransigente y violenta, que provocó que chiapanecos inocentes terminaran en la cárcel o desparecidos.

Es por estas acciones que -según dijo Mauricio Gándara- le bastaron “nada más tres años” para tomar la decisión de separarse del poder de un hombre que había perdido la capacidad de oír a quienes eran sus amigos.

Pero marcharse le costó caro a Gándara Gallardo, quien fue encarcelado aunque hábilmente tiempo después logró la libertad.

A Carlos Gallegos Curiel, hoy nombrado jefe del Estado Mayor de la Secretaria de Seguridad y Tránsito Municipal en Tuxtla Gutierrez, se le conocen varios hechos vinculados a la agresión y violencia.

Por ejemplo, durante el mandato de Pablo Salazar, Carlos Gallegos Curiel, quien es teniente coronel retirado del Ejército, protagonizó un escándalo al intentar extorsionar a una familia de Tuxtla Gutiérrez, en el estacionamiento de un centro comercial del oriente de la ciudad, cuando pretendía hacer creer a dichas personas que le habían golpeado su carro marca Chevrolet, de color azul marino.

El personaje, que apenas meses atrás fungía como guardaespaldas de Salazar Mendiguchía, estaba “estrenandose” como director de Tránsito estatal con abusos de poder que se harían comunes durante toda su trayectoria como funcionario.

Años después, siguiendo con los relevos en el Gobierno, dejó Chiapas y se instaló en Veracruz, donde despachó en áreas de Seguridad Pública, de donde fue removido.

Según medios de comunicación de Veracruz, era la cabeza de una red delictiva vinculada a la delincuencia organizada, aunque el sindicado afirmó que la razón de su despedida fue poca empatía con autoridades superiores.

En el caso de Mauricio León Moreno, con Pablo encargado de giras, cargo que repite con el actual presidente municipal Fernando Castellanos, forma parte de la lista de funcionarios a quienes el agente del Ministerio Público, Fidel Samaí Godínez Cruz, mediante la consignación de la averiguación previa FAR/044/2011-04, emitió una orden de detención.

Finalmente, Carlos Othoniel Vázquez Salazar, sobrino del exgobernador en los tiempos de Salazar hacía la veces de promotor artístico y fue sindicado de grandes desvíos de recursos y en una de sus últimas apariciones como figura de Gobierno fue investigado por las autoridades policiales haber sido la última persona que conversó con un joven que murió apaleado, crimen que nunca se aclara y el caso fue cerrado.

En tiempos más cercanos el hoy nombrado director del Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura, ha ofrecido servicios como organizador de eventos de corte social y mayormente promoviendo música en su restaurante particular Glam.