El choque no fue un “semaforazo”, tampoco en crucero de “uno por uno”, pero ambos conductores eran culpables. Uno adelantó filas y circuló en sentido contrario. El otro salió de una calle y pasó la avenida sin precaución.
La fila de autos era larga sobre la avenida René León Farrera, en la colonia Paraíso, al norte poniente de Tuxtla Gutiérrez.
De norte a sur avanzaban muy lentos los automotores, porque en la calzada Los Almendros había circulación.
Hasta atrás de la fila, estaba el taxi tipo Tsuru, con número económico 2132 y placas 7140-BHE. Conducía Martiniano Castillo Rivera.
El chafirete se desesperó y decidió adelantar fila. Lo hacen todo el tiempo taxistas y colectiveros, por la presión de la cuenta. Y esta vez no fue la excepción.
El transporte público avanzaba en carril contrario, rebasando por izquierda a los autos varados.
Y de repente ocurrió lo inesperado. De poniente a oriente sobre la calle Niño Perdido, salió un auto marca Nissan tipo Sentra, color arena, placas DPZ-9477. Al volante iba Gustavo Alfaro Aguilar.
Uno de los autos en la fila, de norte a sur, se detuvo y le cedió el paso, por lo cual éste avanzó confiado, pero fue justo cuando el taxi pasaba por allí.
Y se produjo el impacto. El taxi se fue contra la acera y el Sentra regresó de donde había salido. Al lugar acudió el perito de Tránsito Municipal.
La culpa recayó sobre el taxista por adelantar filas y circular en sentido contrario. Pero en realidad, la culpa era de ambos conductores.