Un escritor de verdad es el que tiene lectores
Héctor Cortés firmando la obra presentada en La Puerta Abierta. Cortesía

La noche del jueves, el foro conocido como La Puerta Abierta lució abarrotado. La cita era por la presentación del libro de Héctor Cortés Mandujano que lleva por título Dos inmersiones en la oscuridad total.

La obra fue presentada por Luis Daniel Pulido y Alex Nudding. Héctor Cortés es autor de más de 50 libros, entre novelas, cuentos cortos y ensayos. El nacido en la finca El Ciprés en Villaflores habló acerca de su presente y opinó sobre la editorial en la que trabaja junto a Juventino Sánchez.

¿De qué trata tu libro?

Dos inmersiones en la oscuridad total es un libro que reúne dos historias: “Todas las puertas son la misma puerta” y “Trascripción, palimpsesto”. Decidí publicarlas en un mismo libro porque, en su génesis, las dos nacieron de imágenes que me persiguieron durante un tiempo; las dos las inicié sin saber adónde me llevarían. Las escribí desde la oscuridad de no saber qué eran ni de dónde venían; había que meterse a zonas oscuras y sacar de allí lo que encontrara. Son textos poco complacientes con la moralidad al uso, con lo correcto, con las ideas comunes acerca del amor, la amistad, la familia.

¿Por qué decides trabajar con textos cortos?

Hay varias razones. La más importante, creo, es porque la síntesis te hace más consciente de las palabras. Tienes que decir más con menos. Por eso y porque, en esencia, no me gusta el fárrago ni llenar cuartillas con nada. Mi naturaleza de escritor es la síntesis (aunque yo, como persona, hablando, soy imparable).

Tus presentaciones más recientes han sido textos que ya tienen largo tiempo de haber sido escrito. ¿Por qué decides retrasar las presentaciones de esos materiales?

Hace mucho que dejé de publicar libros en instituciones (aunque, excepcionalmente ha aparecido alguno que otro), pero siempre he escrito más de lo que publico. Por eso, mi nivel de acumulación es muy alto, la cola para publicar lo acumulado es grande. Ahora mismo, entre el año anterior y este, escribí dos novelas breves que, en la lógica que tenemos con Juventino Sánchez (él y yo somos la editorial Tifón), saldrían publicadas dentro de dos años. Para entonces ya tendré, supongo, nuevos libros escritos.

Dijiste, durante la presentación, que eres un escritor muy versátil, que generalmente nunca repites tus narraciones. ¿Cómo has logrado que eso suceda?

Eludo la repetición a propósito. Si ya usé una estructura en un libro, me parece una pérdida de tiempo usarla de nuevo. Pienso en el lenguaje, la estructura, el tema, y si ya los he usado antes, sigo pensado hasta hallar algo que a mí me parezca nuevo, que me haga aprender nuevas formas, aplicar otras técnicas, explorar nuevos temas. Y aquí de nuevo me remito a lo que soy en general: me aburren las repeticiones (de música, de películas, de amistades, de celebraciones…) y me entusiasma lo que no conozco. Escribo libros que representen un riesgo, una nueva motivación, un nuevo gusto para mí. Por eso, creo, nunca me he cansado de escribir ni de leer y mi lectura, por ejemplo, es extensiva (leo lo más posible), no intensiva (releo muy poco).

Ya tienes escritas novelas, narraciones, ensayos, cuentos y demás. ¿Qué género literario te gusta más y cuál fue el qué más se te ha dificultado?

El género en el que me siento como pez en el agua es la novela corta. Varias veces he empezado proyectos de escritura pensando en que va a resultar una novela enorme y mi propia tendencia termina haciendo que aquello extenso se sintetice y termine en una novela breve. Lo que más se me dificulta es escribir poemas (en “Trascripción, palimpsesto” hay varios) que no sean cursis, porque en el fondo soy un cursi y mis poemas de amor son edulcorados al extremo. Por fortuna, son pocos los personajes míos que escriben poemas y en ellos trato de aplicarme para que funcionen en la historia y no respondan a ninguna otra instancia.

¿Cuantos libros presentarás este año?

Según el calendario que tenemos con Tito (Juventino) haremos cuatro más: dos novelas (una reedición de Aún corre sangre por las avenidas y otra que se llama La historia de Mar), un volumen de textos cortos (Lo que cruzó la trama del cedazo) y una compilación teatral de cinco obras (Jirón de niebla). Después de eso, según yo, nos tomaremos unas largas vacaciones, aunque todavía nos queden muchos libros por editar.

Han trabajado muy bien con Juventino Sánchez y la editorial Tifón ¿Crees que tendría que haber más editoriales de este tipo, que brinden una atención más pronta al escritor en vez de andar persiguiendo a los funcionarios de las dependencias?

Es mucho trabajo y poco dinero. Nuestra ventaja es que los dos hacemos lo que hacemos por placer, porque queremos (vivimos de otras cosas) y porque, por lo menos yo, no tengo el mínimo interés de tratar con funcionarios de ningún tipo.

Hay muchos autores que piensan que ser editados por alguna instancia de gobierno es un privilegio, y yo pienso exactamente lo contrario. Además, luego que los publican, quieren un espacio para presentar, y buscan una instancia de gobierno; y quieren hacer carteles, y buscan a una instancia de gobierno. Y todo lo piden, lo suplican, lo reclaman. Son dependientes totales.

Ser totalmente independiente es algo que a mí me parece una maravilla, porque quien sostiene el proyecto de Editorial Tifón (y solo hablo de mis propios textos) no es una oficina de gobierno sino la gente que compra mis libros. El asunto central es ese, creo: no necesariamente editar sino que tengas un público lector dispuesto a acompañarte en el viaje. Y eso es lo que ocurre con mis libros: el público que me lee es quien financia las ediciones.

Si no es así, si te van a editar libros que van a regalar indiscriminadamente o van a podrirse en bodegas, no vale la pena. Estoy convencido de que eres un escritor de verdad cuando tienes lectores. Y no importa quién te publique, importan tú y tus lectores.