Victoria, una policía valiente
Victoria Liliana, con una amplia sonrisa durante su jornada laboral.

Ella es valiente, sabia, amorosa. Es una mujer virtuosa. Valiente porque es policía. Sabia porque sabe ordenar correctamente su escala de prioridades. Amorosa, porque como madre soltera protege a sus tres hijas. Se llama Victoria y hace honor a su nombre.

Con valor y sabiduría ha sabido construir su hogar. Ha puesto firmes cimientos con valores que trascienden a la temporalidad. Sabe qué debe ser primero en la escala de prioridades.

Por ello, al comenzar su jornada laboral, se encomienda al todopoderoso.

Enfundada en el uniforme de policía color azul, símbolo de lealtad, Victoria llega a la base de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Se para frente a su patrulla. Su mano derecha abre la portezuela de la patrulla. Su mano se aferra al volante, pero al mismo tiempo se aferra de Dios. Se ajusta el cinturón de seguridad y enciende el motor.

Cierra sus ojos y abre su corazón: “en el nombre del Señor Jesús inicio el día, que tus santos ángeles cuiden de mí, de mis hijas, de mi trabajo;  en este turno te pido que tú seas el conductor de este volante, Padre Eterno. Te encomiendo a mis tres pequeñas. Tú sabes que por ellas hago todo esto. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

Así, Victoria obtiene su primer pequeño gran triunfo. No se siente autosuficiente. Es humilde. Sabe reconocer jerarquías y le da el primer lugar a Dios. Esa disciplina la aprendió en su formación policial. Su fe la adquirió en casa.

La agente femenil de Tránsito del Estado mueve la palanca de velocidades a la primera, sale de la base Satélite, saluda con una sonrisa al encargado de la guardia en la pluma sur, y con esa amplia sonrisa recorre las calles de Tuxtla.

Mientras conduce a moderada velocidad, narra: “ingresé aquí por necesidad de trabajo. Con el tiempo cambió mi actitud y ahora amo mi trabajo”, reconoce.

Añade que realiza patrullajes preventivos dentro de la ciudad capital. “Si hay un accidente damos fluidez al tráfico, apoyamos al peatón”. Justo en ese momento se detiene antes del paso peatonal. Unos niños cruzan, saludan y agradecen la cortesía de Victoria. Vive lo que predica. Obtiene así otro pequeño triunfo.

Victoria tiene otro nombre: Liliana. Y otro logro: es formadora de formadores en operativos de alcoholimetría. Así lo avala su certificado expedido en Aguascalientes, en junio del 2013. El nombre de Liliana Victoria Cruz Hernández es resaltado con letras negritas.

Ella se encarga de que en cada jornada su vocación resalte con la tinta dorada del cumplimiento.

Victoria tiene el temple y tacto para entrevistar a los conductores en el operativo “Alcoholímetro”. Al acercarse afina su olfato para percibir si hay o no aliento alcohólico. Si se percibe, lo invita a ir con el médico legista que se encuentra en el operativo. Tras la prueba de alcoholimetría se decide el parámetro para determinar si pueden o no seguir conduciendo.

Victoria es policía 24 horas, y las siguientes 24 horas es madre de tiempo completo.

“Entro a las 7:00 de la mañana y salgo al otro día; trabajo 24 horas y descanso 24”, dice.

Descanso es un decir. En su día libre lleva a sus hijas y va por ellas a la escuela. Tiene tres niñas, una de 17, una de 13 y otra de 12.

Victoria llega a la escuela y al verla, sus hijas se arrojan a sus brazos.

Ya en casa, las niñas confiesan sentirse protegidas y orgullosas de su mamá policía.

Sus manos se mueven ágiles con los moldes. Preparan postres.

“Entre todas apoyamos la economía del hogar,  preparamos gelatinas, flan napolitano, pastelitos, roscas. Mi mamá levanta los pedidos”. Victoria se anota así, otro pequeño triunfo cotidiano.

Ya con el uniforme colgado, tras su jornada laboral, Liliana Victoria exclama: “es un orgullo portar el uniforme; represento autoridad y a mi estado. Amo mi trabajo”. Y concluye el día como lo empezó, orando. Esta vez agradece la protección divina.

Victoria inicia y termina su jornada con triunfos, sonrisas y gratitud, a pesar de la adversidad. Y al irse a descansar, se lleva con ella el laurel del deber cumplido. Ella es parte de la SSyPC, cuyo lema es “proteger y servir”.