Tras la conquista española, el historiador y fraile dominico sevillano Fray Diego Durán, describía Aztlán —representación simbólica de la antigua Tenochtitlán— como una especie de paraíso o edén, libre de enfermedad y de muerte.

Teniendo esto en mente, las más de 10 mil almas que se reunieron en el Auditorio Nacional habrán concordado con el fraile del siglo XVI, ya que durante la presentación del grupo Zoé, aquel sitio fue para todos ellos un cielo, un paraíso, y sobre todo el lugar en el que sentían una felicidad absoluta.

El amor que los fans pueden sentir por la banda regiomontana incluso hizo que nadie en el lugar se molestara por que el grupo salió a escena 40 minutos más tarde de los programado, a las 21:40 horas.

La agrupación estaba consciente que si bien, la gira que inicio en el Coloso de Reforma es para darle promoción a su actual disco Aztlán, no podían dejar a un lado aquellos temas que les han dado reconocimiento y con los que miles de personas han crecido a lo largo de las dos décadas que Zoé lleva de carrera.

Por ello durante las casi dos horas que duró el espectáculo la banda mezcló el pasado con el presente, siempre con la idea de complacer a sus seguidores.