Antonio Anaya, el hacker con propósito humanitario

Antonio de Jesús Anaya Hernández, un joven de 31 años de edad, después de un proceso minucioso de selección a lo largo de cuatro meses y que implicó analizar el trabajo de expertos de 70 países del mundo, se convirtió en el único mexicano y chiapaneco, de Tuxtla Gutiérrez, en participar en el “Dream Team for The 2020 Hackaday Prize”, en la tercer categoría: “Dream Team Members”, cuyo propósito es el desarrollo de prototipos para resolver problemas sociales, humanitarios y hasta de salud en los trabajos que realizan organizaciones no gubernamentales que tienen operaciones a nivel mundial.

Supplyframe, dice, es la empresa que está organizando todo el evento y tiene su sede en Estados Unidos. De todos los interesados, sólo 12 personas de todo el mundo fueron seleccionadas y, por la contingencia sanitaria del Covid-19, los trabajos se realizan en línea.

Primero envió toda su documentación y después fue sometido a una entrevista; las personas que seleccionaron a los 12 participantes son jueces de reconocida trascendencia internacional.

“The 2020 Hackaday Prize”, relata, es la mayor organización en todo el mundo de hackers y su función principal es: la resolución de los problemas que enfrenta la sociedad a través de la aplicación de la tecnología y del ingenio.

Con dos compañeros más, Meesha Gupta (de New York) y Thomas Hartley (Londres, Inglaterra) forman parte del “Dream Team de Field Ready”, es decir, su desafío central se basa en mejorar el control de calidad de los productos; además, tienen la tarea de que el proceso de fabricación sea más eficiente en áreas más alejadas o en aquellos espacios donde ocurran desastres naturales o sociales.

Antonio tendrá la responsabilidad del diseño de experiencia del usuario y del producto, esto quiere decir que tiene que encontrar la forma en que cualquier instrumento que desarrollen se adapte a las verdaderas necesidades que tengan las personas en determinado territorio, a un costo factible.

Todo el proyecto tiene que quedar listo en 10 semanas.

Además, estarán en la obligación de monitorear todo el ciclo de aceptación y mantenimiento, para que la herramienta sea efectiva para Field Ready, la organización no gubernamental que brinda ayuda humanitaria en todo el mundo y comparte su conocimiento a través de talleres.

En la semana cuatro entregarán más detalles del prototipo que están desarrollando; en la número seis, para una primera valoración, se enviará a Fiyi o Erbil (Irak), dependiendo de la situación.

El programa incluye una beca de tres mil dólares mensuales para desarrollar todo el proyecto en las 10 semanas.

La filosofía que tienen, explica, es que una vez terminado todo el trabajo, el proyecto quedará a disposición de cualquier persona u organización en el mundo que lo desee implementar para resolver un problema social; la variedad de artículos van desde dispositivos biomédicos, calentadores de fluidos, pinzas de cordón umbilical hasta bolsas neumáticas para rescatar a personas bajo escombros, en una situación de desastre social.

Proceso de Anaya

Antonio Anaya estudió en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) la carrera de Ingeniería Aeronáutica; por problemas económicos no pudo concluir sus estudios, sin embargo, tiene amplia experiencia en el desarrollo de aditamentos que ayuden a favorecer la producción agrícola y ganadera.

Fue en el 2013 cuando abandonó sus estudios para trabajar, no obstante, busca validar su experiencia laboral con una carrera afín a las ciencias computacionales.

Domina a la perfección el inglés, situación que le ha permitido trabajar sin problemas en este nuevo proyecto.

Ha participado en concursos de diseño aeronáutico (2008, Texas, Estados Unidos), ha trabajado con la embajada de USA, a través de clases para personas indígenas de entre 12 y 16 años en el municipio de Tenejapa.

Mentor y juez de concursos de robótica

Ganó un concurso en 2014 en Chiapas, cuyo propósito fue que en un fin de semana los interesados desarrollaran una idea para hacerla un negocio. “Hidroponía Automatizada” fue lo que presentó, es decir, una producción de alimentos sin la necesidad de utilizar tierra; hacer que los productos crecieran con sólo agua y PH fue el objetivo.

Para concluir, Anaya Hernández considera que en Chiapas falta mayor vinculación entre las instituciones educativas y las organizaciones que trabajan atendiendo esos problemas, situación que ayudaría a resolver con mayor prontitud los problemas sociales. Una vez que termine el proyecto, existe la posibilidad de una reunión en Londres en los próximos meses. RECURSOS

La falta de recursos económicos impidió que Anaya concluyera la universidad, no obstante, su experiencia profesional le ha permitido ganar concursos estatales y participar en eventos de talla internacional.