Corroe cultivos de palma africana humedales costeros
El impacto es directo para los ecosistemas acuáticos de la reserva. Cortesía

La Reserva de la Biósfera La Encrucijada “es un lugar único desde el punto de vista ecosistémico”, con un alto nivel de conservación, sin embargo, la introducción de la palma africana sumado a malos manejos de parte de los pobladores han provocado no solo la destrucción de “los humedales costeros”, sino también ha contribuido en la disminución drástica de poblaciones de flora y fauna.

En la plática “Impacto de la palma africana sobre los humedales costeros de Chiapas”, el investigador del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Cristian Tovilla, hizo un recuento de los daños.

Siete décadas de daños

Explicó que a largo de 70 años los ecosistemas de esta reserva se han visto afectados por diversas intervenciones humanas, con resultados “desastrosos” como los del periodo de 1988-2000, cuando se establecieron granjas de camarón y cultivos de mango y soya, lo que en conjunto tuvo como resultado 3 mil 550 hectáreas desecadas y con cambios de uso de suelo.

Sin embargo, las afectaciones más intensas se han realizado a partir de la entrada y fomento del cultivo de la palma africana, pues tan solo en el periodo enero de 2007 a abril de 2008 se desecaron cuatro mil hectáreas de pantano para expandir este cultivo.

Culpan a Pablo Salazar

Cultivo que entró en el periodo de Pablo Salazar Mendiguchía y que refiere fue “mediante una campaña agresiva y repetitiva para convencer a los agricultores y ganaderos de participar en este proyecto, estableciendo 10 viveros de grandes dimensiones”.

Convirtiéndose en un problema que persiste, ya que “actualmente se quiere rectificar nuevamente un río, con la finalidad de desecar mil 600 hectáreas de humedales para expandir la palma y proveer a las plantas aceiteras del área”, destacó al tiempo que explicó que las múltiples rectificaciones de los afluentes también han generado impactos ambientales considerables.

La Encrucijada fue declarada como reserva en 1995. Esta se extiende a lo largo de 155 km de litoral, cubriendo una extensión de 148 mil 987 hectáreas; “en esta reserva existen los manglares más diversos y exuberantes de México. Presenta unas 12 lagunas costeras alimentadas por 13 ríos y nueve bocabarras la conectan con el mar”.

Adicionalmente, es hogar de alrededor de 150 mil aves de varias especies estacionarias y migratorias, además de ser abundante en caimanes y cocodrilos, sobre los cuales el investigador refirió que “desafortunadamente los habitantes los han eliminado, provocando la disminución drástica de las poblaciones”.