Desperdicio de alimentos genera impacto económico

La investigadora Elena García Aguilera comentó que en América Latina no solamente se padece de hambre y desnutrición, sino que contradictoriamente se desperdicia una gran cantidad de alimentos.

Según datos del Banco Mundial, en el caso específico de México, se calcula que aproximadamente cada habitante desperdicia 158 kilogramos de alimento al año, lo que equivale a medio kilo al día.

Esto representó solo en el 2017 el 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), o bien, siete mil 900 pesos por persona, casi dos meses de salario per capita estimado para Chiapas.

La Fundación Campo, Educación y Salud, dio a conocer que en Chiapas se desperdician tres millones de toneladas de alimentos cada año; lo que más se desecha en los hogares es la tortilla, el pan y el tomate, mientras que en el sector productivo es el mango, piña, plátano y papaya.

Indicó que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pronostica que para el 2030 comenzará una hambruna a nivel mundial, ya que hoy día una de cada nueve personas está subalimentada, alrededor de 815 millones de personas, la mayoría habitantes de países de economías emergentes donde alrededor del 12.9 por ciento de la población tiene este problema.

Asía es el continente con el mayor porcentaje de población con este problema, con dos terceras partes de sus habitantes.

Además, el desperdicio de comida conlleva un costo ecológico por la alta emisión de carbono que da cuando se desintegra, equivalente a lo que emanan 16 millones de vehículos durante un año.

Mencionó que el desecho de alimentos lleva también a otro problema, que es el desperdicio de agua, ya que principalmente las frutas y verduras para su cosecha requieren de este liquido, y esto equivale a lo que usaría la población de nuestro país en dos años y medio.

La investigadora recomendó planificar los menús del hogar de forma semanal, para comprar únicamente lo necesario; de ser posible almacenar adecuadamente los alimentos; verificar la fecha de caducidad de cada producto; utilizar el congelador; aprovechar los alimentos almacenados para otras comidas: “hay que comer lo que se compra y comprar lo que se necesita”.