Ante todos los cambios que trajo la pandemia en el sistema educativo, la sociedad tendrá que reeducarse para adaptarse porque ya no será el modelo que se tenía antes, ya que los modelos virtuales y a distancia están comenzando a tener mayor presencia en muchas escuelas, aunque todavía no se puede hablar de un sistema totalmente híbrido.
Lo anterior fue expuesto por Andrés Otilio Gómez Téllez, docente investigador de tiempo completo de la Facultad de Humanidades, quien comentó que suspender las clases presenciales y trasladarlas al modo virtual resultó una transición necesaria que ocurrió de manera muy brusca porque la situación lo ameritaba, ya que la contingencia impactó en todas las esferas sociales.
El también presidente de la Red Internacional Investigación en Derecho Educativo indicó que el contexto justificó todos los cambios que se realizaron en el modelo de enseñanza, pero hay que decir que México, y en particular Chiapas, no estaba preparado para tal transición, ni en la parte técnica, en la capacitación, infraestructura, inversión y concientización.
Tampoco en cuestiones como el autodidactismo, que constituye toda una escuela, en el que su papel fundamental descansa en la responsabilidad individual de esa necesidad de educarse y, por lo tanto, hacer todo lo necesario para lograrlo en el nivel que sea.
Se hizo lo que se pudo
Manifestó que literalmente se hizo lo que se pudo por el tiempo disponible, debido a que en todos los contextos hubo ventajas y desventajas. Necesariamente se tuvo que trabajar en cambios de los planes y programas de estudios, desde cada maestro en lo individual, como las autoridades educativas de cada estado y del país.
Indudablemente disminuyó y afectó bastante el avance del sistema educativo bajo el modelo formal. Impactó también en el rendimiento académico de estudiantes y maestros, pero poco a poco, ya con más de dos años, se ha ido recuperando y aprendiendo.
Mencionó que la Secretaría de Educación Pública presentó una encuesta realizada en 2019, en las que las familias manifestaron que con la suspensión de clases presenciales se protegió la salud de todos; algunos dijeron que propició la convivencia familiar, aunque hay que considerar que el hogar es también el principal contexto de violencia.
Para la mayoría de las familias representó también en ahorro, en transporte público, materiales didácticos, alimentos, considerando el contexto económico que se desató por la pandemia.
Los estudiantes no aprendían
En la encuesta se destacaron algunas desventajas de las clases virtuales, según las familias mexicanas, como el que los estudiantes no aprendían nada o casi nada porque los planes de estudios no se aplicaban al 100 por ciento. En el caso de Chiapas esto fue más dramático, ya que desde antes ocupaba los últimos lugares en productividad educativa.
Otra desventaja clara de las clases virtuales fue la falta de seguimiento al proceso de aprendizaje, es decir, no había interacción directa con los estudiantes que tuvieran dudas o que no pudieran comprender ciertos temas. En clase se conectaban todos los alumnos y no había un intercambio de ideas profundo.
A partir de esto se desprende un factor que influyó bastante en la educación, y es que los padres no son profesores, no tienen la misma preparación para transmitir conocimientos, en el sentido de que muchos maestros dejaban una serie de tareas y los estudiantes tenían que hacerlas con la ayuda de sus progenitores.
Esto fue un detonante en muchos hogares de violencia, porque los padres y madres de familia preocupados por la economía, la salud, el sustento del hogar, tenían que ocuparse también de las tareas escolares, prácticamente convertirse en maestros, lo que generaba mayor estrés.
Consideró que falta mucho para hablar de un sistema educativo híbrido, la mayoría de las escuelas del país, incluso muchas universidades no están preparadas para implementarlo, a excepción de las instituciones privadas.