Pizza, galletas, pozol y mermeladas son algunos de los alimentos en los que se puede preparar el nucú, zinzin o chicatacana, pero que cuyo nombre científico es Atta mexicana. Es un alimento versátil y muy rendidor, por lo que puede abrirse paso entre los productos de la alta cocina mexicana.
Un claro ejemplo de estos sabores tan particulares es el pozol, el cual prepara Dolores Sánchez. Ella comenta que en medio de la celebración de la Cuarta Feria Gastronómica del Nucú, optó por preparar la versión del pozol arrecho agregando a la botana el singular insecto para atraer a los clientes.
“Me encanta el nucú. Lo agarrábamos cuando estábamos chiquitos. Te picaba en los pies y las manos”, recuerda.
Apuntó que de pronto surgió la idea de que el insecto se metía a los panteones, y por lo tanto los niños ya no lo quieren comer.
Por su parte, la estudiante de gastronomía Vany Chávez comparte que el producto es de un costo elevado, pero muy rendidor; además, junto con sus compañeros preparó alimentos como pizzas, muffins y galletas. En algunos de estos productos implementaron el nucú mezclado con la masa, y en otros solo se añadió a la preparación final.
En el caso del insecto que se integró a la masa, asegura que el sabor es más fino.
El sabor del nucú es sinigual, llegando a ser hasta nostálgico para los paladares de muchos tuxtlecos, quienes lo buscan cada temporada de lluvias.
Erwin López comenta que desde niño disfruta mucho de su sabor, aunque el costo se haya elevado: “Así como en todas las regiones de México hay algunos platillos típicos, como en Oaxaca lo es el grillo, aquí es el nucú. Ha tomado un caso especial en la gastronomía, por lo que lo combinan con muchas cosas. Aquí hay ensaladas, empanadas, taquitos, y la comida de acá es muy sabrosa”.