Sismos en una misma fecha, solo una casualidad
El investigador dijo que hasta la fecha no se ha logrado ningún algoritmo que ayude a predecir los sismos. Carlos López / CP

La coincidencia de los sismos registrados el 19 de septiembre de 1985 (de magnitud 8.1), de 2017 (de 7.1) y de 2022 (de 7.4) es mera casualidad, puesto que no hay evidencia científica que diga que están relacionados, que el tipo de movimiento fue similar, que hay una calendarización o, incluso, que fueron provocados.

Actualmente, sin demeritar el avance de la tecnología, no existe ningún dispositivo que ayude a predecir un sismo pese a los esfuerzos que se han hecho, indicó Óscar Castro Artola, doctor en Sismología y profesor-investigador del Instituto de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).

Señala que para poder hablar de una predicción es necesario conocer el lugar, la fecha, hora y magnitud exacta en que ocurrirá, lo cual es imposible. Quizá solo se puede hablar de un pronóstico, con una probabilidad y variable bastante amplia asociada.

Sismos y su relación

Mencionó que hay diferentes factores a tomar en cuenta para decir que dos o más sismos tienen relación, como el hecho de que se originen en una zona específica cercana a una placa tectónica, ya que se genera energía que viaja miles de kilómetros y perturba otras zonas, pero siempre y cuando exista un intervalo de tiempo no tan amplio.

En el caso del sismo del 85 —el cual afectó principalmente al centro del país— y del terremoto del 2017 que impactó al sureste, no es posible decir que están relacionados, ni con el nuevo de este año. El origen de los movimientos y el tiempo fue diferente.

Del 85 a la fecha se han registrado alrededor de 30 sismos de magnitud mayor a 7. Al hacer un análisis de la probabilidad de que dos se repitan en una fecha específica, se podría pensar que es muy baja, pero haciendo un cálculo especializado las variables son demasiadas. Esto tiene que ver con la paradoja del cumpleaños.

Sismicidad histórica

Para poder dimensionar la actividad sísmica de la Tierra sería necesario ir más allá del año 1985, pensando que desde hace miles de millones de años tiembla, solo que no se hacían registros, lo que hace obvio pensar que miles de sismos de alta magnitud han ocurrido en la misma fecha.

“El problema es que el ser humano tiene una memoria corta, no nos acordamos de los registros de hace 60 años, menos de los de 200 y, además, tiende a asociar cosas muy fácilmente aunque no tengan relatividad alguna”, comentó.

También influyen otros elementos como el pensamiento psicológico, que hace pensar, por ejemplo, que en septiembre tiembla más, y las personas “comienzan a prepararse”, están pendientes del Servicio Sismológico (SSN) e ignoran los registros del resto del año.

¿Cada vez tiembla más?

El doctor en Sismología señaló que no es que en los últimos años tiemble más en México, sino que los registros numerosos se deben a que la red de monitoreo ha aumentado en las regiones con mayor actividad y lejanía.

“No es que haya más sismos, es que hay más registros, tanto los sismos de menor magnitud como los sismos con epicentro más alejados que ya se pueden percibir”, explicó. El Servicio Sismológico ha ido detectando más sismos porque sus estaciones han ampliado la cobertura.

Esto se relaciona con algunas ciudades que en ocasiones se activan las alarmas sísmicas, pero no se percibe nada, lo que probablemente se debió a que alguna estación de monitoreo lejana detectó un sismo de baja magnitud, y al estar tan cerca se activó.

Pruebas nucleares

Una de las teorías que se han manejado en redes sociales y por medios de comunicación, es que los terremotos que se han presentado en países de Asía, e incluso en México, se deben a pruebas nucleares hechas por Rusia y Corea del Norte.

El investigador señaló que existe un organismo internacional que se encarga de monitorear las pruebas nucleares elaboradas en el mundo a través de diferentes métodos.

Es un hecho que las pruebas nucleares generan energía que se disipa hacia diversos puntos, lo que se considera energía sísmica, pudiendo provocar movimientos de magnitud 2 o 3, y en algunos casos hasta 5 o 6, pero ese no es el objetivo.