Valentín Molina, el niño que venció el cáncer

En la vida existen historias que se vuelven desgarradoras pero igual de inspiradoras; recibir la noticia dentro del núcleo familiar que un hijo tiene cáncer en los ojos es una de las peores situaciones que puedan enfrentar los padres; Valentín Molina Arreola es un caso inspirador, es un niño de nueve años, originario de Pijijiapan; desde los tres meses le detectaron en el Hospital de Especialidades Pediátricas (HEP) retinoblastoma, una enfermedad que terminó con su vista, pero no con sus sueños ni con su lucha diaria.

Gracias al apoyo que ha recibido en su familia pudo vencer el padecimiento; el conocimiento de los especialistas en materia de salud, tanto en Tuxtla Gutiérrez como en la Ciudad de México, ha sido fundamental para mejorar su calidad de vida; su pasión por la música lo llevó a recibir el nombre del niño genio de la canción ranchera.

Revisión

La oncóloga Pediatra del HEP, María de Jesús García Zúñiga, explicó que Molina Arreola presentó -desde muy pequeño- manchas blancas en sus ojos y, al realizarle todos los estudios, detectaron tumores malignos que, con el paso de los años, le generaron problemas de visión.

El paciente recibió quimioterapias y radioterapias en la Ciudad de México para salvarle uno de los ojos, pero no se pudo y ambos fueron nucleados, ”lo tenemos bien ahorita bajo vigilancia, le tomamos una resonancia magnética”.

A pesar de enfrentar a una enfermedad mortal, a los cuatro años Molina Arreola comenzó a desarrollar una de sus mejores habilidades: el canto; su amor por el género ranchero le ha permitido cantar en espacios públicos, bodas, cumpleaños, donde lo inviten.

Desafortunadamente, Valentín Molina no sólo se enfrenta a un problema físico, también lidió con una serie de estigmas sociales, en su centro educativo fue discriminado y desplazado por su condición. Su madre, Anabeli Arreola Méndez, con tristeza en el rostro, relató que su hijo fue retirado de la institución donde cursaba su formación académica, hasta los maestros se burlaban de él y le provocaron depresión.

Su valentía, como bien hace referencia su nombre, le han permitido aguantar 15 ciclos de quimioterapia y 20 sesiones de radiación en la Ciudad de México. Hoy cuenta con sus prótesis que le facilitaron en el HEP.

A pesar de todas las adversidades, el niño genio de la música ha grabado 12 canciones y cantó con la banda Rancho Nuevo; Valentín se ha presentado en la feria del Carmen y en la de Santa Rita.

Las dos primeras canciones que se aprendió fueron: El Columpio y El Carretonero; su padre le obsequió una bocina para que siga alimentando su más grande sueño. Cantar le apasiona tanto, dice su madre, que si no lo hace, el niño se enferma.

Aunque los médicos son conscientes que el cáncer puede regresar en cualquier momento, el niño genio se refugia en las melodías. La música lo es todo para él, ha roto paradigmas sociales, por eso su historia es digna de contar, porque sirve de inspiración pero también de sensibilización para entender que, sin importar las condiciones físicas, todos los seres humanos somos iguales, merecemos el mismo respeto y las mismas oportunidades.