Emilio Roqueñí, de las pistas al óvalo
Emilio invitó a los jóvenes a ser responsables en las calles y no ser de los que ponen el desorden con arrancones. Cortesía

De las pistas de Atletismo, pasando por las canchas de Futbol y llegando a convertirse en piloto de monoplazas de carreras, Emilio Roqueñí se ha destacado por su pasión por la velocidad.

En la primaria —cuenta— descubrieron su talento para correr y de ahí fue seleccionado por el Instituto del Deporte para representar a Chiapas, época de la cual atesora una cuantiosa colección de medallas.

“Me creía carro desde ahí, era muy veloz”, bromea Emilio, actualmente piloto de la escudería Sparring Racing Team, escuadra que este 2020 debutó en el serial de automovilismo chiapaneco Rabbits 1.8.

Desde el confinamiento en casa, Emilio compartió para las redes sociales del Súper Óvalo Chiapas sus ansias por volver a estar en la pista de carreras, planificando lo que será el regreso e intentando mantenerse en forma para poder dominar el carro y soportar el calor y el cansancio que deja manejar.

“Ahorita, que se abra esto de la contingencia entrenar y entrenar todos los fines de semana para agarrar buen manejo, estar bien conmigo mismo y hacer buen papel”, planea el corredor.

En su interacción virtual por Instagram, compartió que en su familia son “pamboleros”, por lo que del Atletismo pasó a las canchas de Futbol, donde además de agarrarle cariño al balón se empezó a destacar.

Como futbolista, su talento lo llevó a realizar pruebas en el equipo Jaguares, donde pasaba los primeros filtros, pero en los últimos ya no quedaba. Y aunque no se volvió profesional del Soccer, tampoco se desanimó y continuó disfrutando el juego, ahora en la modalidad de Futbol 7, deporte que hasta la fecha alterna con el Automovilismo y donde ha conseguido varios campeonatos.

Cuatro años corriendo

Este 2020, el serial Rabbits 1.8 cumple cuatro años de haberse iniciado, periodo en el cual Emilio ha estado participando, primero como uno de los tres pilotos de la escudería Forza R y luego reforzando a otras escuderías.

“Al principio era el carro un desastre”, comenta sonriente Emilio, quien tenía como coequiperos a Paulo Roqueñí y Sebastián Ordaz, con quienes carrera tras carrera fueron mejorando, pese a batallar con el coche y sus descomposturas. “Poco a poco fue repuntando el carrito, fue aguantando y alcanzamos el tercer lugar general en la primera temporada”, recuerda.

Para la segunda temporada no les fue también y en la tercera, debido a sus estudios dejó la escudería Forza RH, cediendo su asiento al piloto Sergio Hernández. En su ir y venir, Emilio llegó a ser piloto de Kikon Racing por un corto tiempo y ya para este año se animó a volver de lleno con su propio equipo, Sparring Racing Team, en el cual comparte créditos con Rafa Hernández.

En esta nueva faceta, reconoce experimentar la presión y responsabilidad de estar al frente de una escudería, pues en la primera fecha en marzo, a duras penas lograron llevar su monoplaza a la pista, pues preparar un carro requiere de muchas horas en el taller, sorteando los desperfectos que surgen. “Ahora —reconoció— es una gran responsabilidad, pues ya no es solo entrenar y correr sino estar en todo”.

Emilio resaltó el hecho de que, como pilotos de carreras, sus autos llegan a levantar hasta 160 kilómetros por hora en la pista interior del Súper Óvalo Chiapas, contando con todas las medidas de seguridad para no correr riesgos innecesarios ni afectar a tercero.

En este sentido, Emilio cerró su intervención invitando a los jóvenes a no ponerse en riesgo corriendo en las calles, y si tienen muchos deseos de correr, acercarse al Súper Óvalo Chiapas, de donde han surgido pilotos como Berenice Esparza, Paulo César Roqueñí, Erick Julián Gómez y Sebastián Ordaz, quienes son la muestra de que el campeonato da la apertura a jóvenes talentos.