El historiador José Iturriaga analizó a Hernán Cortés desde diferentes facetas, entre las que destacó etapas como la militar, sus habilidades en el ámbito político, su cristianismo y su forma para entablar alianzas, por mencionar algunas.
El análisis que realizó Iturriaga se llevó a cabo durante la conferencia “A 500 años de la Conquista: deshaciendo mitos”, que el especialista presentó en la Biblioteca Mexicana de la Fundación Miguel Alemán.
“¿Cuál tendría que ser la posición a 500 años de la llegada de Cortés? A estas alturas, tenemos que digerir nuestra historia, eso es lo que nos queda”, dijo Iturriaga.
José Iturriaga es doctor en historia. A lo largo de su trayectoria ha sido condecorado con diferentes premios, como el Premio Internacional Malcolm Lowry y el Premio José C. Valadés, además es autor del Anecdotario de viajeros extranjeros en México y Linaje de brujos, entre otros títulos.
“En el terreno de lo militar es muy difícil que nadie opine diferente porque ahí están los hechos. Hernán Cortés fue un militar genial. Cervantes comparó en ‘El Quijote’ a Cortés con Julio César; esa comparación no parece exagerada”, señaló el investigador.
Otra faceta que abordó Iturriaga fue la que denominó como “cruel y despiadado”, en la que recordó cómo Cortés mandó cortar las manos de cerca de 50 tlaxcaltexas, así como el episodio conocido como “La matanza de Cholula”; sin embargo, ese último episodio también fue criticado por “muchos españoles contemporáneos y posteriores a Cortés”.
“Habilísimo político y diplomático” fue una de las facetas en las que Iturriaga profundizó. “¿Cómo logró conquistar un imperio que tenía más de 100 mil (personas) con poco más de mil españoles? Cortés se alió con más de 35 pueblos que estaban sometidos por el imperio azteca”, señaló.
José Iturriaga también describió a Cortés como un hombre intrépido y audaz, explorador y colonizador que “estableció astilleros para fabricar barcos, trajo la caña de azúcar e importó muchas especies de animales y vegetales”.
Cortés, agregó el especialista, como buen político de la época, era un buen cristiano, pero al hablar del conquistador, no pudo dejar de mencionar a Malintzin, mujer a la que calificó como inteligente y enfatizó que ella “no traicionó a nadie”.