Carlos Rivera no olvida su lección

Carlos Rivera ha brillado. Es de esos pocos artistas que consolidaron una carrera en un medio tan difícil como el de la música después de salir de La Academia y hoy, años después de ese concurso, de auditorios llenos, de millones de reproducciones, viaja a uno de sus recuerdos de la infancia que, dice, fue definitivo para describir su vida hoy: su mamá.

“Mi mamá y yo fuimos muy cercanos desde que era niño; a pesar de que somos cuatro hermanos, yo siempre fui el más cariñoso con ella”, relató. Fue en esos primeros años cuando tuvo su primer acercamiento con la música, y también gracias a su mamá. “Mi mamá me llevaba al kínder, porque ella era maestra, cuando yo era chiquito; ella cantaba muchas canciones infantiles, seguro de allí viene mi gusto por la música, me gustaba mucho cantar”.

Esas memorias de lo vivido siguen presentes en el Carlos Rivera de ahora, pues el intérprete dice que el disco en el que trabaja, Leyendas, tiene mucho de esa infancia. “Ahora que estoy trabajando en el disco nuevo he descubierto ese recuerdo que me da irme a esos tiempos con ella, cuando era niño, nos íbamos en el coche, ella ponía la música y yo cantaba”, declaró.

Sonriendo, Rivera recuerda que proviene de una localidad muy pequeña en la que ser cantante era un sueño casi imposible, pero que él consiguió. “A veces íbamos con mis hermanos en el carro y ellos decían ‘¡mamá, dile a mi hermano que ya se calle!’, pero mi mamá decía que me dejaran porque estaba feliz, contento. Siempre me ponía música para cantar y por eso hay un gran gusto por la música”, relató.

Así como su mamá le enseñó que él podía seguir cantando, pese a lo que dijeran los demás, incluso en lugares pequeñitos como un automóvil, también le enseñó otras muchas cosas. “Ella ayudaba mucho a su familia, a sus papás, a sus hermanos a que pudieran estudiar, y eso a mí se me quedó, y cuando yo tuve la posibilidad también quise hacer lo mismo”, agregó.

También recordó que su disco anterior, Guerra, se llama así porque es el apellido que le dio su madre. “La quise homenajear de cierta manera porque a veces cuando nuestros nombres se quedan, como el mío, Carlos Rivera, uno se pregunta ¿Y el Guerra dónde queda? ¿Y mi mamá y todo lo que ha hecho por mí y todo lo que me ha dado? Esa fue la manera de retribuirle con ese disco”, detalló.