El artista visual Daniel Castillo tiene un interés: “Generar una convivencia colectiva para resaltar la importancia que tiene la unión entre las personas que habitan un mismo barrio”.
Entre sus objetivos está el sumar la mayor cantidad de personas para que se involucren en el proceso de una pintura, y que esta sirva como un soporte para demostrar que trabajando de manera colectiva y coordinada se pueden lograr cambios importantes.
Bajo esas ideas, Daniel encabeza el proyecto “El lugar que habitamos”, que consiste en la creación de murales en el barrio de San Roque, ubicado en el cuadrante sur oriente de la capital Tuxtla Gutiérrez, teniendo como bandera la ayuda de los vecinos.
El egresado de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) explica que los murales son una especie de memoria donde quedan plasmadas la identidad y la tradición de un determinado sector de la sociedad.
Por esta razón espera que, conforme pase el tiempo, su iniciativa vaya abarcando más barrios de la ciudad para ir tejiendo redes y creando más pinturas que resalten el lado bueno y amable de la cultura chiapaneca.
“La idea es ir generando más espacios. Iniciamos en San Roque porque ya teníamos un trabajo previó en ese lugar, pero queremos llegar a otros sitios y apropiarnos de otras paredes donde podamos resaltar la importancia de hacer comunidad” manifiesta.
De igual forma, explica que él no es el principal artífice del proyecto “El lugar que habitamos” sino los miembros de la comunidad o barrio en el que trabaja. Para el caso de San Roque, indicó que fue fácil coordinarse con ellos porque ya estaban agrupados y él únicamente les propuso la idea y la aceptaron.
“Yo soy el medio, el que llegó a conocer a la comunidad o el colectivo que ya existía, y busco trabajar de manera coordinada con esas personas”, puntualiza Castillo, y agrega que lo bonito de su proyecto, que fue apoyado por el Programa de Acciones Culturales, Multilingües y Comunitarias (Pacmyc), es que cada día se van sumando personas.
Por ejemplo, detalló que en la creación del último mural que realizó —hasta antes de la pausa por la pandemia—, notó que se sumaron muchos amigos y compañeros, como el artista Aldo Montesinos de la Rosa y el gestor cultural Luis Enrique Domínguez.