“Despertares” llega a su fin con ovación
Fueron varias piezas las que se mostraron durante la gala celebrada el sábado 20 de julio. Cortesía

Tras casi tres horas de ofrecer un espectáculo dancístico, Isaac Hernández puso su mano derecha en el pecho, besó sus dedos y lanzó un beso. Detrás de él había una treintena de bailarines de algunas de las compañías de danza más importantes de la escena internacional como el English National Ballet (ENB), el Ballet Nacional de Canadá y el San Francisco Ballet, que bailaban con alegría, gritaban y reían como en una fiesta. Frente a ellos ocho mil personas de pie, ovacionándolos. Y el telón se cerró.

La gala de ballet “Despertares” que nació en 2011 tuvo en el Auditorio Telmex su última función, luego de que su fundador, el bailarín jalisciense ganador del Premio Benois de la Danse, considerado el más importante en el mundo de la danza, anunció que por falta de apoyos institucionales y ante la incertidumbre financiera, llegaba a su fin.

El proyecto nació bajo el título “Un momento para soñar”, en 2012 fue rebautizado como “Despertares”, desde entonces se presentó ininterrumpidamente, excepto en el 2013 cuando no se realizó ante una inviabilidad financiera. A lo largo de casi una década el público ha sido testigo no sólo del crecimiento de un proyecto cultural ambicioso, también de la evolución artística del intérprete mexicano que siendo un niño inició en el ballet en el patio de su casa y con su padre como su maestro.

En esta edición, Isaac interpretó tres piezas, el pas de deux del cisne negro del El lago de los cisnes, al lado de Tamara Rojo, bailarina principal y directora artística del English National Ballet. Las galas de ballet son una oportunidad para mostrar las destrezas de los bailarines, grandes saltos y piruetas, y contar una historia suele quedar en segundo plano, pero Isaac ofreció un Sigfrido encantado por una poderosa Odile.

También bailó a lado de Alina Cojocaru un dueto de la obra No man’s land creada por el coreógrafo Liam Scarlett en 2014, en el marco de un programa de danza del EBN que reflexionó sobre la Primera Guerra Mundial. El ballet está inspirado en las canarias, mujeres que hacían balas y que con la exposición al humo de las sustancias corrosivas, sus pieles y sus cabellos se tiñeron de amarillo. Acompañados al piano por Judith Richter, los bailarines ofrecieron una intensidad dramática, dolorosa y sublime.

El programa que se presentó en Guadalajara repitió algunas piezas de la edición anterior en el Auditorio Nacional cuya factura es digna de ver una y otra vez, como Playlist (track 1 y 2) de William Forsythe, con música de Peven Everett y Lion Babe. Encargada por el ENB se trata del primer trabajo que el coreógrafo creó para una compañía de danza británica en más de 20 años, fue estrenada el año pasado y es una maravilla. Doce bailarines que quiebran los límites del ballet y fusionan los grand jetés con hip-hop y jazz, al ritmo de un soul, dance, y R&B. Una fiesta con piruetas en una discoteca.