El espejo poblano de 1817 en el recibidor de la casa de Guillermo Tovar de Teresa, donde él se retrató alguna vez —de aquel momento quedó una foto en blanco y negro que parece ser el resumen de planos y tiempos en la que él está delante de antiguas pinturas de su familia, esculturas de vírgenes, la delicada yesería de la casa y los detalles de ese antiguo objeto— ha pasado a ser el elemento elegido por los espectadores para las selfies con las que cuentan que visitaron la casa del coleccionista, historiador y cronista de la Ciudad de México.

Hace 13 meses abrió sus puertas al público, en Valladolid 52, la Casa Guillermo Tovar, la tercera sede del Museo Soumaya de la Fundación Carlos Slim. Los distintos salones conservan los objetos y mobiliarios como cuando la casa se abrió en 2018, que es prácticamente como la tenía Tovar de Teresa hasta su muerte en 2013: los cuadros de su propia familia están en la primera sala; en el pasillo amplio se exhiben las litografías de Egerton; el salón azul contiene la mayor parte de las piezas barrocas; en el jardín victoriano crece la diversidad de plantas; en el comedor se aprecian las naturalezas muertas de Arrieta; ante una columna se encuentra la bacinica de Talavera de 1830 y el autorretrato de Pingret preside la biblioteca.

Solo se ha introducido un Cristo antiguo, que Guillermo Tovar había ayudado años atrás para que entrara en la colección del museo Soumaya. Esta casa museo ha pasado a ser otro de los atractivos de la Roma, colonia de la cual Tovar documentó que se estableció el 30 de diciembre de 1902, y que en ella se conjugaron de manera especial tres factores que la distinguen de sus contemporáneas: lo urbano, lo arquitectónico y lo social; celebraba de la Roma que fue de los últimos prototipos de la arquitectura art nouveau, ecléctica y afrancesada que caracterizaron el régimen de Porfirio Díaz.

En esa casa de esa colonia comenzó a vivir Tovar en 1997. El inmueble que restauró, habitó y convirtió en vivienda y sede de sus archivos fotográficos, bibliográficos, documentales, artísticos e históricos ha funcionado como casa museo en estos 13 meses y ha recibido a alrededor de 62 mil visitantes.

Alfonso Miranda, director de Museo Soumaya, explica en entrevista que este año la casa museo se ha consolidado en varios ejes, como “la conservación de la memoria de un historiador y cronista de la Ciudad de México que puso el foco de atención en pasajes fundacionales de México: la Conquista y el Virreinato, el siglo XIX mexicano, la conformación del Segundo Imperio, y el Porfiriato”. Hay también en este trabajo de conservación un valor simbólico de una colección que le llevó toda una vida a Guillermo Tovar conformar. Como parte de esa misión, hay un trabajo paralelo de conservación y de digitalización bajo la premisa de que esta documentación y escaneo debe conllevar además un trabajo de preservación. Uno de los logros más importantes en este primer año es haber concluido la digitalización al 100 % de los archivos de Guillermo Tovar.

“Es un gran esfuerzo de la Fundación Carlos Slim —dice Miranda—. La digitalización requirió una empresa muy fuerte y recursos tecnológicos de primera línea; tenemos las tomas fotográficas en una altísima calidad para que tesistas, investigadores, curiosos, puedan acercarse al archivo. En la actualidad, este archivo y la biblioteca se pueden consultar desde Museo Soumaya en Plaza Carso, pero estamos emprendiendo la creación de un micrositio para que desde la web se pueda consultar también de forma gratuita”, destacó.

Son fondos que suman más de un millón de fojas que hablan de arte, historia, virreinato y artistas de diferentes épocas. El archivo abarca del siglo XVI hasta el XX. Incluye, por ejemplo, una biblioteca de literatura latinoamericana, la colección de revistas completas que fueron claves en la modernidad en México y América Latina, como Azul y todas las publicaciones en torno del Estridentismo. Otro tema énfasis de los archivos es el de la familia y la heráldica de Tovar de Teresa.

Como se sabe, entre los libros que el historiador coleccionó (21 mil 900 volúmenes conforman las bibliotecas que integró) se encuentra uno de los cuatro manuscritos de “Cien años de soledad”, que era del crítico Emmanuel Carballo, y que contiene anotaciones que éste hizo al texto. Esa obra, confirma Miranda, ya fue digitalizada 100 %. “No podemos hacerla pública en su totalidad porque los derechos de autor no nos lo permiten. Sí vamos a poder compartir ciertas fojas que tienen las correcciones de Emmanuel Carballo”, agregó.

Salvo por la biblioteca —otro de los rincones de la casa que se conserva como él lo tuvo— todo el archivo documental de Guillermo Tovar se encuentra en la sede de Plaza Carso. “Ese archivo completo estaba en el piso superior de la casa, pero ese piso no fue habitado ni por las familias que estuvieron antes en la casa ni por Guillermo, y ahí se quedó su archivo; pero con los sismos la recomendación de algunos ingenieros que acudieron a evaluar el inmueble fue que había que aligerar el peso de ese piso superior”, destacó.