No es nuevo, en absoluto, y la alegría sigue intacta, como la primera vez en la Cuadrienal de Praga, de hace un par de décadas, cuando los diseñadores escénicos mexicanos comenzaron no sólo a despuntar sino a arrasar en las premiaciones de los encuentros internacionales del ramo. Ahora ha tocado que brillen en la quinta edición del festival World Stage Desing, celebrado del 6 al 16 de agosto en Calgary, Canadá. Ésta es una competición bienal en la que los propios pares de todo el mundo premian lo mejor del diseño escénico a nivel mundial.

“El evento organizado desde 2005 por la Oistat (Organización Internacional de Escenógrafos, Arquitectos y Técnicos de Teatro) reúne los trabajos individuales de escenógrafos, diseñadores de iluminación y de vestuario del mundo. En cada edición, México ha destacado por su creatividad en las artes escénicas y ha obtenido numerosas distinciones. El World Stage Design y otros festivales internacionales como la Cuadrienal de Praga, complementan los esfuerzos de los creadores e inyectan nueva energía en los campos del diseño escénico: el vestuario, la escenografía, la iluminación, la arquitectura teatral, la investigación y la tecnología escénica”, indica el comunicado de los creadores mexicanos.

Víctor Zapatero se levantó con el primer lugar en la categoría de Iluminación Escénica por la obra para danza Omphalos, que fue una coproducción entre México y Alemania. El segundo lugar en de Escenografía fue para Jorge Ballina por la misma pieza. En Diseño de Espacio se llevaron el primero y el tercer lugar los mexicanos Vladimir Maislin y Mario Marín del Río por las obras Altar de altares y Bozal, respectivamente. Y en la categoría emergente, que busca incentivar a nuevos talentos y estudiantes de las escuelas de teatro, obtuvo segundo lugar en Escenografía Salma Beydoun por Witkacy/Two-header calf, al tiempo que en Vestuario Laura Marnezti se quedó con el segundo lugar por Habitando el ruido y el silencio.

Hace no más de dos décadas se fundó el Colegio Mexicano de Diseño Escénico (CMDE) para “fomentar vínculos entre autores del diseño escénico y de las artes vivas en sus distintas ramas… Para promover el reconocimiento de esta rama artística y velar por sus intereses autorales y laborales”. Antes de eso, la conciencia de que los realizadores escénicos mexicanos eran una potencia impresionante era mera intuición o gesto especulativo.