“Entré a un concurso, una licitación; es todo lo que te puedo decir. Todo lo que se ha dicho es extraoficial. Lo que se supo fue un accidente, por la foto que se tomó el gobernador Omar Fayad”, respondió Edysa Ponzanelli, cuando se le pregunta por su propuesta para una escultura ecuestre de Felipe Ángeles, que estará en el nuevo aeropuerto de Santa Lucía.

Hace unas semanas, una fotografía que subió a sus redes sociales el gobernador de Hidalgo mostraban unas láminas en las que aparecía el proyecto de obra de Ponzanelli, con el agregado de que era la opción elegida entre varias por un Comité que determinó que su propuesta reúne “los valores históricos y valores estéticos”, además del costo de la obra: 18.9 millones de pesos.

De inmediato, en los medios se difundió la noticia. Ni la Presidencia de la República ni Edysa Ponzanelli negaron la información. La fotografía que compartió el gobernador era una confirmación y presentación: ahí apareció Fayad junto al presidente López Obrador y, entre ambos, la maqueta de la escultura del héroe revolucionario.

Aunque Ponzanelli acepta la entrevista que se le planteó para hablar de su trabajo y de la obra del aeropuerto, en el momento de la conversación no abordó el tema. “Tengo que esperar a tener todos los datos… No quiero decir nada, hasta que ellos me digan con certeza que es formal; los tiempos políticos están complicados”, fue su respuesta. Pero sí reconoce que un bisnieto de Felipe Ángeles la buscó para hablar del proyecto y que está investigando sobre el personaje.

Asegura que la escultura la hace disciplinarse, por el rigor que necesita. 

Edysa Carrillo o Edysa Ponzanelli (el apellido lo tomó del que era su marido, Valerio, quien era escultor y que murió en 2003) hace esculturas; ha creado obras para gobiernos de distintos partidos y casi todas con temas históricos. “Desde hace años estoy resuelta a no hacer cosas que no den belleza, que no den un mensaje de algo positivo, de amor, de civismo”, comentó.

Son obras suyas, por ejemplo, un busto del presidente Miguel Alemán, en Los Pinos; una perrita Frida en Puebla; la criticada estatua de Juan Gabriel en Acapulco (la había iniciado para el gobierno de César Duarte, en Chihuahua); el Monumento a la Familia en Acoxpa y las dos primeras esculturas Paseo de las Heroínas en Reforma.

Acerca de su trayectoria, Edysa explica que tiene más de 30 años en este campo después de que fue artesana; que no estudió escultura (tomó clases con Hermilo Castañeda, “por un tiempo”, pues no podía estudiar, trabajar y ser mamá), que se formó desde muy joven por su acercamiento a un taller; luego vio y aprendió del trabajo de Valerio y cuando él falleció, ella se dedicó a hacer obras.

No ha llevado su obra a museos, pero sí a espacios como la Fundación Alemán. Muchos de sus trabajos han sido para los estados, y contratados por políticos como, entre otros, Héctor Astudillo, el partido Convergencia, o Fidel Herrera.

Ponzanelli

Tomar el apellido Ponzanelli, relata, fue una propuesta de Miguel Alemán, a quien llama su “padrino” y para quien ella y Valerio crearon obras en diversos espacios. “No es fácil en este mundillo del arte darse a conocer”, asegura, y cuenta que para el proyecto de Reforma integraron un equipo que incluye a Alinka Lira, Maya Bucio, Mara Ponzanelli, Valeria Ponzanelli y Azucena Cruz. El precio de cada una de las dos esculturas de Reforma fue de 865 mil pesos; el conjunto de maquetas les costó 900 mil aproximadamente, pero este recurso nunca se les pagó.

¿Para quién has hecho escultura?

He sido proveedora de gobiernos. Para Ernesto Zedillo hicimos una Valerio y yo; para el gobernador César Duarte hice una que se llama La Grandeza de Chihuahua; fui a hacer obra para el gobierno de Tepic y para el de Morelia. En Veracruz, para el gobernador Alemán, y un ratito para el gobierno de Fidel Herrera. Con el gobierno de Guerrero, de Ángel Aguirre, estábamos trabajando cuando pasó lo de los 43.

¿Qué es hacer escultura para ti?

Antes lo veía como una imposición. Hacer escultura es disciplinarme, es algo que me obliga a ser rigurosa porque tengo una personalidad de mucha desfachatez; la escultura es como una amante que te obliga a estar mucho tiempo y que te llama.

¿Siempre es figurativa?

Sí, pero no me encanta. Me gustaría decir cosas personales… Ser atrevida como Frida Kahlo me encantaría, pero no estoy a su nivel; o como Leonora Carrington.

¿Qué quieren los políticos en la escultura?

Piden retratos, obras bien hechas. Yo desde hace años estoy resuelta a no hacer cosas que no den belleza, que no den un mensaje de algo positivo, de amor, de civismo. Tengo, por ejemplo, el monumento de la familia en Acoxpa. Mi fuerte ha sido el trabajo en los estados; en general ha sido el retrato el que ha llevado a todas esas ciudades, a conocer los usos y costumbres de las personas.

¿Cómo ves el lugar de las mujeres en la escultura?

Nos estamos dando nuestro lugar, casi siempre ha sido de hombres; pero este gobierno progresista está dando un lugar a las mujeres.

¿Quién es heroína hoy?

La que sale adelante con tantas dificultades como tenemos las mujeres, la mujer común.