Con el simple hecho de ir al supermercado y comprar carne, señala el cineasta Juan Diego Escobar, ya se está contribuyendo en el sufrimiento de algo.

“Todos somos malos en cierta medida, el ego es también algo que nos daña y perjudica”, reflexiona el colombiano.

“No creo en la idea de Dios como el cristianismo o catolicismo, pero sí soy una persona que tiene una gran fe, un Dios que está en la naturaleza, pero en esa misma naturaleza vive también el diablo”, agrega.

Con esa idea comenzó a escribir Luz, la flor del mal, que estrena en cines mexicanos el próximo jueves, ubicándose en una comunidad que vive en las montañas, liderada por un predicador, pero cuya rutina se ve modificada con la llegada de un presunto nuevo mesías.

Las hijas del predicador se cuestionan precisamente qué es malo y bueno en la vida.