En Jumanji: el siguiente nivel Dwayne Johnson regresa como un explorador virtual de un juego de consola, el cual tendrá que librar los peligros del desierto, la jungla y los miedos de su personaje.

En la vida real, Johnson no solo se ha enfrentado a las limitaciones que implicaron ser un luchador que quiso ser actor, a lo largo de la vida también ha tenido que enfrentarse a la marginación de la que salió siendo un destacado jugador de futbol americano y que más tarde se hizo luchador. También lidió por provenir de una etnia hawaianos aun cuando era de una estirpe aristocrática Semoana y de una etnia afrocanadiense.

Pese a todo, hoy Johnson es el actor mejor pagado de Hollywood (por séptimo año consecutivo) y al año hace al menos cinco películas. ¿Su próxima meta? Quizá obtener un Óscar, porque, dice, aún con las limitaciones que se le presentaron en su juventud, hoy está en un lugar privilegiado y parece no haber reto imposible para él.

“Me siento honrado de estar en este punto de mi carrera, siempre existen dudas de la gente que está a tu alrededor, de la industria, pero sobre todo de ti. Recibí tantos ‘nos’ que hubo un momento en el que creí que era imposible. Cuando empecé en la lucha pensaban que era para lo único para lo que servía y ser actor fue otro reto porque tuve que demostrar que lo podía hacer, y vemos hoy aquí hablando de una película tan grande como ‘Jumanji’ que está en su segunda parte”, comentó el actor en entrevista.

Esta tenacidad y constancia en su vida —diario del levanta a las 6:00 horas, hace ocho comidas al día y por nada deja las clases de actuación y su tiempo en el gimnasio— han hecho que hoy sepa que quiere estar actuando por siempre y que sus retos sean probar nuevos géneros, y aunque dice que para él los reconocimientos de la industria sea algo que no busque, afirma que si llegan, los recibirá con gusto pues ahora está consciente de que si se lo propone, no sería raro verlo con pedir por una estatuilla.

“Claro que el reconocimiento es importante para cualquier actor, no hay que mentir. Pero también es cierto que disfrutar mientras haces esto también es parte del reconocimiento. Amo viajar por todo el mundo con mi trabajo, hacer películas de todo tipo, acción, comedia y por qué no, también drama. Un Óscar no es algo tan descabellado, todo puede pasar y son esos retos los que te motivan a levantarte diario y hacerlo mejor”, señaló.

Para el actor de 47 años, este podría ser el mayor reto de su vida, ya que sus inicios en la actuación, en 2003 y 2004, fue nominado al Razzie al peor actor por sus papeles en El rey Escorpión y Pisando fuerte. En 2005 ganó finalmente el galardón por su interpretación en la cinta Doom, de la que el propio Johnson dijo que había traicionado la saga de videojuegos.