Por casi tres décadas, la antropóloga Marcela Lagarde ha estudiado los papeles que tiene el amor para las mujeres, los ha analizado con enfoque antropológico e histórico, desde el ámbito cultural y social, siempre con perspectiva feminista.

Con esa panorámica escribió Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y locas y luego Claves feministas para la negociación en el amor, un ensayo que acaba de publicar Siglo XXI Editores, en el que la reconocida pensadora feminista invita a las mujeres a amar de otra manera, a amarse a sí mismas para desde ahí desmontar los dictados del patriarcado.

“Si queremos avanzar, las mujeres tenemos que desmontar y quitar el velo de la mirada sobre el amor e identificar las partes nocivas del amor patriarcal, hacer una deconstrucción del amor patriarcal para despojarlo en nuestro análisis de toda potencialidad, de la opresión y de incorporar para que el amor sea una fuerza, una experiencia vital positiva, complicada sí, compleja también, pero no dañina y no violenta”, asegura Marcela Lagarde.

La doctora en Antropología por la UNAM reconoce que el amor es opresivo y que hay una relación de poder y amor, por ello ha sido uno de los grandes temas del feminismo durante todo el siglo XX y hasta la actualidad, “porque sabemos que el amor es promovido, no es natural, no es algo dado, no está en los genes, es algo aprendido en la relación con otros, ahí aprendemos a acercarnos a otros, aprendemos a necesitarlos”, señala la investigadora.

En este análisis y crítica al amor patriarcal desde el feminismo, Lagarde ha seguido a feministas importantísimas como Simone de Beauvoir, Juliette Michel, Gisèle Halimi, y a mexicanas como Rosario Castellanos que, dice, trabajó muchísimo el tema del amor en su poesía amorosa, y en su ensayística de filósofa, “con esa mirada tan crítica hacia el amor y tan valiente porque ella misma vivió formas sufridoras de amor”.

Desde ese ángulo, la autora de Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres analiza el amor y plantea como columna vertebral del libro todas las formas del amor: el amor conyugal, el amor familiar, el amor a los padres, el amor a los hijos, el amor entre mujeres y entre hombres.

“Todas esas variantes diversas que hacen del amor un campo enorme están allí funcionando y ahí nosotras estamos de manera inconsciente, sin darnos casi cuenta vamos aprendiendo a amar así, y los hombres también van aprendiendo a amar a su manera, o sea, hay una particularidad de género en el amor que cambia en las épocas, con el tiempo”, señala la investigadora que vio nacer este libro en un taller que dio a mujeres de Nicaragua.

Hasta hoy, dice, poco hemos cambiado aunque suponemos que deberíamos haberlo hecho; las investigaciones demuestran que no hemos cambiado porque es un asunto complejísimo que conduce muchas veces a la infelicidad, al sufrimiento y la frustración, que aprender el amor es aprender a partir de los mitos que prevalecen en nuestras culturas y sociedades.

“Las mujeres nos movemos entre la insatisfacción amorosa y el peligro, todo acercamiento puede llegar a ser desbordado y a no ser por voluntad de las mujeres, por ejemplo, sexualmente, y puede ser una vía o un camino de violencia”, dice Lagarde, quien apunta que para las mujeres el desamor es una forma agresiva de daño contra ellas, por lo que llama a que cada una analice los amores y los desamores, y aprender de sí misma.

“El objetivo es aprender con otras mujeres, reunirnos como lo hemos hecho en los grupos feministas, analizar, leer, hay una amplia bibliografía sobre el amor, sobre el desamor. Graciela Hierro, nuestra querida decana, escribió ‘Hacia una ética del placer y hacia una ética del amor’. Que lean a Rosario Castellanos, que se pregunta si no hay otro modo de ser humana y libre; esa pregunta de Rosario Castellanos nos la tenemos que hacer todas las mujeres”, agrega.