A continuación, una colaboración del mencionado autor, quien accedió a dar a conocer una parte de su trabajo literario.
Te espero
Te espero en los linderos donde el aire es un suspiro,
en los recuerdos de la memoria rota,
te espero sin tiempo y si momento
aunque no llegue tu beso a mi boca
En las tardes grises
en los rincones perdidos,
en los lugares de siempre
y en el lugar donde tu voz toca mis oídos
En donde los demás
no entienden porque te espero,
como último recurso a la soledad
porque ni aun con ella muero
En mi primavera,
en mi verano y en parte del otoño bello,
te espero aunque sin muchos recursos en la memoria
que tu cara, tu risa y el moño de tu cabello
Sin romanticismos
¡Como estoico en el vendaval!
aunque digan que el amor y la edad
son dos cosas que entre más viejas, van mal
Sin grandes cuentos
sin grandes filosofías
te espero con todo el amor
que siempre te he tenido desde mis lozanías
Para decirte adiós
Para decirte adiós
voy a necesitar
tal vez algunos días,
tal vez unas pocas primaveras,
algo de los rostros que conocías
y algunas cosas que me quedan
Para decirte adiós
y no mezclarlo en lo que siento
me queda aún de la luna el reflejo,
los rostros que has dejado en el espejo
y que el tiempo las va borrando lento
Para decirte adiós
pero decir adiós sin abandonos,
decir adiós en serio y sin miramientos
decirlo sin enconos
y no ocuparte en mis pensamientos
Para decirte adiós
sin que sea uno a destiempo,
que se lleve todo y no deje nada
que borre tus recuerdos en la almohada
y de este amor que siento
Para decirte este adiós
decírmelo en lo profundo fuerte,
y correr en esta suerte
espera un poco amor
espera tal vez,
tal vez a que me llegue la muerte
Voy por ti
Voy por ti
como por tus días,
por tus horas de luz y espantos,
por tus alegrías,
y por el temblor de tus llantos
Como por la casa de tus risas,
por tus ojos cerrados en calma
como el sabor de tu beso en la boca
como la quietud del sueño de tu alma
Como el viento por el monte
como la luna en el río,
como la luz en el aire
como en la noche el frío
Con la sangre agolpada en el pecho,
con la pubertad concupiscente,
voy buscando a tientas
tu voz, tu cuerpo, tu lecho
Como por tu falda
que se arrebola cuando caminas,
como por tus muslos suaves
como por tus dolores y espinas
Como ciego sin luz ni sombra,
sin guía, sin descanso, sin calma
siguiendo los impulsos del cuerpo
de la razón y del alma