Escritor y poeta originario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Para comentarios, escribir al correo octavioloro@hotmail.com.No sé por qué pero te quieroTe quiero en las mañanas claras de verde pasto,

te quiero en las primeras luces de este canto,

en el cantar de treinta voces

de voz en llanto.

Te siento en mil despertares de verano

te siento en la luz de tu falda en mi mano,

imaginando la belleza trémula

de tu sutil encanto.

Mas cuando hundes tus ojos en pecho,

tu lanza fructífera de otoñal travieso

renace en mí cual juvenil deseo,

¡que quiero verte, te quiero!

¡Te quiero en todas partes y en invierno!

Mas al decirlo llego tarde,

y más tarde,

quiero decirte que no quiero.Despertar de libertadDespierta en mi ventana

nostalgia de libertad,

ambrosía matutina,

esta sed tan temprana,

recuerdo de armonía,

hambre y necesidad,

el mundo avanza cada día,

paso a paso en la distancia

acaricio tu paz divina,

tu sonrojada mejilla,

tu sonrisa de sandía,

en pasos libres.

Descanso en tu mirada,

a veces cansada,

en tu gesto hecho carne,

en tu vena consagrada,

sangre viva, molecular,

así es tu mirar,

sustancia de tu palpitar,

acelerado, mojado, al bailar,

como hermosa película de Navidad,

como ansias de libertarias,

corriendo a ratos,

despertando en tu mirar,

aprendiendo lento,

el camino de tu andar.

Inseparablemente bellas,

tu rostro y despertar,

como un remanso de agua

marcando la orilla del mar,

respirando gotas de lluvia

en la pradera,

correteando encantos

en la nevera,

transcurre lento,

pero disfrutando la necesidad,

como corola de versos,

nadando vengo

en cabeza de calamar,

enredando y desenredando sueños,

así el incesante amar,

de tu pensar.

La playa, las palmeras,

símbolos de libertad,

de tu eterna fe de amar,

de incansable torbellino,

al gozar,

¡que cada quien disfrute la sal!

¡Que cada quien abrace la libertad!

Que yo prefiero hacerlo,

en lo hondo,

en el fondo,

en lo más profundo, tu mirar.Mientras tú respirasMientras tú respiras

yo, protejo mis heridas,

escuchando la oleada del viento,

yo recuerdo que querías,

¡y te cansaste!, o simplemente

dejaste que te condujera el tiempo,

a un espacio sin espera,

sin descanso, sin incienso,

donde la madre tierra no alimenta,

¡alimenta el firmamento!

Con ese olor a leche y miel

y yo con el pan y el pan

tú con tu olor a fe,

¡yo con mi olor a paz!

¿Qué paz puedo encontrar

entre tus recuerdos?

¡Si en cada noche respiro

lágrimas de dolor y desencuentro!

¡Al gotero!

Sabiendo que algún día

besaré tus dedos de ángel

¡y de ceniza!,

abrazaré tu cuerpo etéreo

¡de fiel, de sumisa!

Yo no alcanzo a entender lo que es la brisa

pero la oleada del viento

me hace pensar, ¡me hipnotiza!,

y caigo al lado tuyo,

cual hoja seca de árbol maduro,

¡y me electrizas!,

haces que el sol sople alimento

y que el mar recuerde

su ola, de desencuentro,

aquella que abandono su cauce

y que hoy busco, ¡en tu recuerdo!

¿Dónde estás, ángel mío?

¡Dónde respiro tu aliento!

y tan solo el pájaro canta,

y yo, ¡más te quiero!