La Negación: el mecanismo de defensa más destructivo

Los mecanismos de defensa son estrategias psicológicas inconscientes en un intento del YO por mantener el equilibrio. La negación consiste en la posibilidad de afirmar algo en el juicio y/o el discurso, a condición de que dicha afirmación se pueda impugnar anteponiendo una negativa a la expresión. En este mecanismo el yo se identifica con los objetos internos idealizados, contrarrestando de esta manera la amenaza persecutoria que resulta primitiva e incluso violenta pues se niegan los objetos o el contexto que perturban la realidad externa, a los que se consideran inexistentes. Al negar algo se evita y luego se afirma, en los hechos o el discurso, lo que se prefiere reprimir de tal manera que es una operación simbólica.

La narrativa de López Obrador pretende que se tome por cierto lo que no es. Sus otros datos sobre la suficiencia de recursos públicos para enfrentar la crisis desencadenada por la pandemia del Covid-19, que hundirá el PIB a -3.9%, fueron corregidos por su exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa. Las contradicciones, que ayudan a generar confusiones, debilitan y cuestionan el liderazgo del Ejecutivo. Esta emergencia exige autoridad, unidad, certidumbre y un ordenado manejo de la operación en el manejo de la crisis. Inadmisible que el Ejecutivo exhorte a la población a obedecer lineamientos protocolarios mientras él hace lo contrario.

Ejemplos del desorden abundan. Cada vez más áreas de responsabilidad del gabinete carecen de claridad, precisión o son percibidas de manera difusa, una vez más, desencadenando confusión y equivocaciones. López Obrador pide tregua de un mes a sus adversarios. Días después, en el púlpito mañanero arremete nuevamente contra esos que quieren “vivir una temporada de zopilotes” y se deduce fácilmente a quiénes etiqueta como aves carroñeras. Fustiga a la clase empresarial a la que necesitará para salir de esta crisis que será profunda, buena parte gracias a sus equívocas decisiones en materia económica, y larga, contrario a su demente pronóstico de una pandemia pasajera de la cual, evidentemente sólo en su burbuja mental, «saldremos pronto». A los que no concuerdan con su impoluta visión son conservadores y sólo el pueblo bueno y sabio es el que aplaude y vitorea.

La negación es una especie de cancelación para evitar el conflicto interno y con los demás. López Obrador minimiza las consecuencias de sus actos, en él mismo y en los que le rodean. El hecho de ir a saludar de mano, contraviniendo la recomendación de sus expertos, a la progenitora de un criminal revela un enorme desprecio, por él que se califica como humanista, por las vidas humanas, civiles y de nuestras fuerzas armadas, perdidas a manos del grupo del capo del narcotráfico.

El mensaje presidencial es ya muy claro; el Ejército es la carne de cañón de su transformación. Sólo le es útil para hacerle frente al fuego en la primera línea con la mínima posibilidad de éxito.

La pandemia del Covid-19 aplaza, por un periodo de tiempo, las consecuencias bilaterales del saludo y del respeto presidencial por la madre del narcotraficante. La construcción de la narrativa estadounidense de Estados que patrocinen el “narcoterrorismo” está en marcha. Un vistazo a la historia nos revela que las crisis y los desastres han puesto el escenario para un cambio de paradigma. México no estará ajeno a otro cambio más.

@GomezZalce